2022: Disminuyó la letalidad del Covid, pero la reaparición y llegada de nuevas enfermedades mantiene la emergencia

El Covid-19, la viruela del mono y el coqueluche confluyeron en un 2022 en el que se tuvo que levantar la obligatoriedad del carnet de vacunación y donde la gente relajó el uso del barbijo

Publicado: 23/12/2022 07:49
La vacunación contra el covid-19 fue clave para frenar la letalidad, según el Gobierno

Bolivia daba la bienvenida al año 2022 con un vertiginoso ascenso de contagios de covid-19 que desató una nueva emergencia nacional ante el descontrol que se registraba posterior a las fiestas navideñas, pese a las advertencias de las autoridades de salud; sin embargo este solo era el comienzo de una gestión en el que se tuvo que hacer frente a la aparición de otras afecciones.

El año arrancaba con el plazo que se dio para la obligatoriedad de portar el carnet de vacunación del covid-19, el cual debía presentarse para realizar actividades cotidianas como el ingreso a un centro de compras o realizar algún trámite en entidades del sector público.

El Ministerio de Salud advertía que la vacunación no era obligatoria, pero en caso de no portar el carné, la ciudadanía debía presentar una prueba PCR negativa, pero la situación no cayó bien a ciertos sectores sociales y otros denominados ‘antivacunas’, por lo que el ministro de Salud, Jeyson Auza, tuvo que dar marcha atrás a esta medida.

La decisión generó críticas al exponer que el Gobierno retrocedía en su decisión para evitar conflictos, mientras el país atravesaba la cuarta ola, por lo que se advertía que la gente dejaría de acudir a los puntos de vacunación.

A esto se suma la posterior aparición de la viruela del mono, en agosto, una enfermedad que se contagia sólo por contactos estrechos, según el Ministerio de Salud, y presenta síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y la aparición de costras y ampollas que aparecen en la cara, las palmas de las manos o las plantas de los pies, entre otras zonas del cuerpo

Mientras que en noviembre, el Gobierno activó un protocolo de vigilancia epidemiológica, tratamiento y manejo de los casos de coqueluche o también llamada tos ferina.

Auza explica que a la primera fase de la enfermedad se la denomina “catarral”, en dicha fase el paciente presenta una leve fiebre, rinorrea, tos leve y apnea. Después se presenta una segunda fase paroxística que presenta tos rápida, respiración forzada y la tercera fase de convalecencia.

Cuarta ola, el regreso a las restricciones

La cuarta ola de contagios fue la más significativa en cuanto a contagios desde el inicio de la pandemia, situación que desató la emergencia a finales de 2021 y que trajo consigo el retorno de las restricciones, con un Año Nuevo atípico y la prohibición de fiestas y circulación en las regiones con mayor incidencia, principalmente en Santa Cruz de la Sierra.

Sin embargo, la letalidad fue menor que en anteriores olas y alcanzó el 0,7%, situación que fue atribuida a la efectividad de la vacunación, por lo que fue una premisa impulsar este asunto en diferentes regiones.

En marzo, el Ministerio de Salud habilita la cuarta dosis de la vacuna contra la enfermedad para grupos específicos, como el personal sanitario o las personas con enfermedades de base.

“Estamos cerrando la cuarta ola epidemiológica con un 0.7% de letalidad, lo que dista mucho de lo que ha sido la primera ola donde reportábamos 6.2% de letalidad. Hasta la fecha en cuanto a la vacunación se han alcanzado 13.928.305 de dosis aplicadas”, expone el ministro de Salud a inicios de junio.

Auza revela que en la primera ola se tuvo un total de 144.592, versus 406.638 en la cuarta ola mientras que los decesos llegaron a 9.005 en la primera, en tanto que en la cuarta ola se lamentó el fallecimiento de 2.779 personas.

El titular de Salud resaltó la estrategia de vigilancia epidemiológica activa que permitió detectar 65.765 casos y se logró evitar al menos 337.728 nuevos contagios, trabajo que sería la estrategia para enfrentar la quinta ola para evitar el crecimiento exponencial de casos, ola que ya se empieza a avizorar.

Quinta ola, la más ‘leve’

A inicios de junio, el ministro de Salud declara la llegada de la quinta ola de contagios al haberse presentado el incremento de infecciones por cuatro semanas consecutivas. Esa semana los casos se incrementan en un 24% alcanzado la cifra de 1.609 contagios.

La quinta ola se dio por cerrada a inicios de diciembre del presente año -con la declaratoria de la sexta ola- y el balance se centra en el control de los fallecimientos, es decir, la tasa de letalidad fue de 0,1%.

Auza expuso que el pico más alto de la quinta ola se dio en la semana epidemiológica 30 (los últimos días de julio) con 34.380 casos.

Fue en esta etapa en la que también se presentó el nivel de casos más reducido de toda la pandemia, con 164 infecciones, a inicios de noviembre.

El coronavirus sacude a Santa Cruz

El departamento cruceño nuevamente fue el epicentro de la enfermedad, cuya incidencia se tradujo en 185.420 nuevas infecciones (al 21 de diciembre de 2022). Lo que llama la atención de este escenario es que el número supera al global de 2021, cuando se registraron 184.987 casos.

El contraste se acentúa con la cifra de óbitos: 776 personas perdieron la batalla contra la enfermedad en 2022, frente a las 3.759 muertes registradas en 2021, según los registros del Servicio Departamental de Salud (Sedes), dependiente de la Gobernación.

La llegada de la sexta ola

Bolivia ingresa a la sexta ola de la pandemia del covid-19 el 5 de diciembre con el incremento de 203% de casos en la semana epidemiológica 48 al llegar a 1.608 positivos, superando los 531 registrados en la semana epidemiológica 47 (finales de noviembre)

Auza atribuye este ascenso a la aparición a las subvariantes de la Ómicrón, BQ.1 y BQ.1.1, que fueron detectadas en La Paz a principios de noviembre y en Santa Cruz en octubre, la cuales son de alto nivel de transmisibilidad. Son más contagiosas que sus predecesoras BA.4 y BA.5 que son dominantes en la actualidad en el país.

Los síntomas más habitualmente reportados en la infección por las subvariantes BQ.1 y BQ.1.1 incluyen: tos, dolor de garganta, fatiga, malestar general, diarrea, congestión y la secreción nasal, dolor de cabeza, fiebre, dolores musculares, pérdida del olfato o el gusto, sensación de falta de aire y el aceleramiento del ritmo cardíaco.

Es en esta ola que el Gobierno anuncia abre la puerta a la aplicación de la quinta dosis de la vacuna contra la enfermedad.

Índices de vacunación y relajamiento de medidas

Pese a la política de impulso de la vacunación y los incentivos, al 21 de diciembre el Ministerio de Salud da cuenta que hasta la fecha se aplicaron 15.607.554 dosis entre la primera, segunda, tercera, unidosis y cuarta dosis a los diferentes grupos etarios de las vacunas Sputnik V, AstraZeneca, Sinopharm, Pfizer y Janssen en todo el territorio nacional.

De las 6.440.376 salubristas, maestros, personas de la tercera edad, niños, adolescentes, mayores de 18 años y mujeres en gestación, recibieron la primera dosis de la vacuna contra la afección. Asimismo, se aplicó 5.247.576 la segunda; 998.652 a dosis única, 2.362.913 terceras y 558.021 la cuarta dosis.

El reporte establece que se aplicaron 752.867 primeras dosis 544.895 segundas dosis a niños de 5 a 11 años, mientras que 806.930 a adolescentes de 12 a 17 años en primeras dosis y 637.763 en la segunda.

A esto se suma que en diferentes regiones la población relajó las medidas de bioseguridad y el uso del barbijo deja de tener relevancia a los largo del año; sin embargo, con el anuncio de la sexta ola se reactivan los protocolos entre las entidades y se aprecia un mayor uso de este insumo en las calles.

Incidencia de la viruela de mono y coqueluche

El informe oficial de casos de viruela de mono en Bolivia, establece que a la fecha se tiene 2 pacientes activos y 259 recuperados, es decir, el acumulado asciende a 261. Santa Cruz fue la región más afectada con 234 casos.

A inicios de diciembre, el departamento cruceño también concentra la mayor cantidad de casos de coqueluche: el 96% de los reportados en Bolivia, según el coordinador de Redes urbanas del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Jorge Quiroz, quien expone que hasta el 5 de diciembre se reportaron 94 positivos de esta afección.

No obstante, al 19 de diciembre esa incidencia bajó y se reportan 53 casos activos de tosferina, de los cuales cinco pacientes están internados. Lo lamentable, es que días atrás se reportó que una niña de un año se convirtió en la primera víctima mortal de la enfermedad.

Bolivia cierra el 2022 con las alertas encendidas, si bien hay disminución de los casos de estas dos últimas enfermedades, la sexta ola de contagios de covid-19 todavía ‘acecha’ a la ciudadanía.

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