Persistentes riesgos fiscales y externos son detonantes para que Bolivia baje su calificación de riesgo a ‘negativa’, según especialistas
Desde diferentes frentes se advierte un deterioro de los indicadores económicos y un agotamiento del modelo que impulsa el Gobierno de turno.
Una vez que la calificadora Moody’s Investors Service advirtiera que la imagen de confianza de Bolivia en el contexto financiero internacional sigue en bajada, desde diferentes frentes advierten que hay más de un motivo para llegar a este escenario que sería el primer aviso del ingreso a una crisis para el país, según exponen especialistas en materia económica.
Para el analista financiero Jaime Dunn, Moody’s cambió su perspectiva sobre Bolivia a “negativa” por cinco razones troncales que deben ser abordadas desde el sector público.
La primera de estas son los persistentes riesgos fiscales y externos a los que se enfrenta el país, según la lectura de Dunn, después de que Moody’s dejara de ubicar al país en el umbral de “calificaciones bajo revisión”
Moody’s también dijo que aunque hay perspectivas de una mejor posición de liquidez externa a corto plazo, “los desafíos crediticios persisten, incluida la disminución de las reservas y la producción en el sector de hidrocarburos, así como los riesgos latentes relacionados con los eventos políticos internos”.
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El segundo punto expuesto por el especialista se refleja en una “ausencia de políticas que aborden de manera efectiva los desafíos crediticios subyacentes” y de ahí nace el tercer punto en el que se advierte una gobernanza débil con poca eficacia en la implementación de políticas.
El cuarto punto está relacionado a un factor social y tiene que ver con los escándalos de corrupción que salpican a diferentes instancias de Gobierno, los cuales han proliferado al último tiempo debido al quinto punto lanzado por Dunn: el débil cumplimiento del orden legal, lo cual también ha sido advertido por otras instancias internacionales.
Para paliar esta situación, Dunn considera que se deben explorar otros horizontes como apuntalar la labor del sector agroindustrial como una alternativa esencial para impulsar la economía boliviana, enfatizando que se deben realizar inversiones intensivas en el corto plazo para ayudar al sector agrícola a enfrentar la escasez de ingresos.
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A partir de este escenario, también surgen otras voces que observan esta situación, como la del economista Gonzalo Chávez, quien manifestó que esta baja calificación se da por el deterioro paulatino en datos relacionados al tema fiscal, el déficit público, los problemas para el acceso a divisas y otras señales negativas en los radares de los inversionistas.
“Los indicadores que se deterioran a pesar del discurso triunfalista del Gobierno sobre la inflación, el crecimiento o tasa de desempleo. Cuando se ve otros datos y el análisis profundo de las calificadoras se advierte un gigantesco subsidio y que el Gobierno ya no cuenta con recursos suficientes”, enfatizó Chávez en entrevista con UNITEL.
Mientras que el diputado y economista Miguel Roca expresó que esta es una señal de que Bolivia ingresó en una situación de crisis y esto quiere decir “ojo que el país no puede pagar sus deudas”, advertencia que se lanza a quienes quieran prestar dinero al Estado.
“Esto es terrible para el país porque ya oficialmente están entrando en crisis, eso significa el informe de la calificadora”, señaló Roca al remarcar que hay dos temas que están desangrando al país: el dinero que se gasta en el actual ‘ejército’ de empleados público y el malgasto de dólares en fierros para una supuesta industrialización que trae consigo la contratación de empresas chinas y rusas.
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