Exministro advierte que Bolivia va en camino a convertirse en un país importador de energía

Poner cupos a los combustibles y ejercer controles en surtidores son una respuesta parcial a la falta de carburantes, advierte Álvaro Ríos, exministro de Hidrocarburos, que considera que el problema estructural es que el país, por mucho tiempo, ha exportado energía, llámese “gas natural, GLP condensado, y capturaba mucha renta” y ahora la producción está declinando severamente convirtiendo a Bolivia en un país importador con subsidios.

“De un país exportador con alta renta nos estamos volviendo un país importador y con subsidio y la platita no aguanta para todo esto”, remarcó en entrevista con UNITEL.

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Esta situación es recurrente, sostuvo, y más luego de que en 2022, por los altos precios de los hidrocarburos “se le ha drenado a YPFB” generando que el abastecimiento de combustibles para el país deje de ser regular.

Considera que hay dos factores que influyen en una situación de falta de carburante y es la producción y la falta de liquidez de YPFB. “Si el Estado tiene la plata suficiente, debe darle los recursos para que compre el combustible y lo subvencione, caso contrario, se deben ver otras soluciones estructurales, pero no los cupos, los controles”, dijo, al añadir que ve con buenos ojos la propuesta que se plantea de que el sector productivo comience a importar su propio diésel y gasolina.

De acuerdo a las proyecciones que presenta Ríos, entre 2028 y 2029 “vamos a estar importando entre 4 mil y 4 mil quinientos millones de dólares en hidrocarburos”, porque no solo será diésel y gasolina, sino “también importaremos GLP y, sino hacemos nada, dependiendo de como se comporten los reservorios, vamos a comenzar a importar gas natural”.

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Plantea que si el Estado tiene la plata suficiente debe darle el dinero suficiente a YPFB para que continúa la subvención, caso contrario, se debe abordar otra solución, como por ejemplo, aplicar un nuevo marco jurídico que de incentivos para que se pueda buscar petróleo, “caso contrario nos vamos a volver un país neto importador de energía y eso pega en las arcas del Estado”.

“La energía más cara, es aquella que no existe”, sostiene y cree que el Gobierno debe cumplir con un nuevo ciclo exploratorio.