Informe especial

Ruddy Yáñez, el infanticida que se ocultaba bajo el rótulo de agricultor

Ruddy Yáñez Villavicencio fue sentenciado a 30 años de cárcel y llevado a La Paz para pagar su pena en la cárcel de Chonchocoro

Unitel Digital
25-06-2023

Un hombre con dos procesos por delitos sexuales, declarado en rebeldía, con una orden de aprehensión que jamás se ejecutó, resultó ser el autor de la muerte de un niño de 9 años en un hecho que conmocionó a la población y que ocurrió en la localidad de Santa Fe, en el municipio cruceño de San Carlos.

Ruddy Yáñez Villavicencio no debió tener la posibilidad de violar y asesinar al pequeño José Andrés. Este delincuente estuvo dos veces en la cárcel, pero dos jueces lo liberaron y anduvo libre por las calles de Santa Cruz, que vivió días de terror luego de que el viernes 16 de junio, a las 7:30 de la mañana, convenció a un niño de subirse a su motocicleta para -pocas horas después- acabar con su vida.

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Nadie se imaginó que este hombre estaba declarado en rebeldía por un intento de violación que cometió en 2017 y que hasta la desaparición del menor de edad, era un comunario más de Santa Fe, un pueblo del municipio de San Carlos en el norte de Santa Cruz.

Yáñez tiene 33 años, nació el 24 de enero de 1990. Vivía en una casa del barrio Paraíso, calle 3 y en los últimos años, mientras entraba y salía de la cárcel evadiendo el castigo de los jueces, había logrado llevar hasta esta zona a su madre, su esposa y dos hijas.

Para sus vecinos, era un viviente más, un pequeño agricultor que trajinaba hasta su chaco, pese a que desde sus 27 años era un visitante frecuente de los juzgados de Montero, Buena Vista y Yapacaní, donde se había construido un perfil de potencial violador de niños.

La nueva detención del infanticida de Santa Fe no duró mucho. En junio de 2022, otro juez de Yapacaní, Ricardo Huaylla, lo liberó sin tomar en cuenta su condición de rebelde de la justicia.

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Yáñez ni siquiera se alejó de la zona donde había cometido sus abusos sexuales, siguió caminando por Santa Fe con la frente en alto. Sus vecinos ignoraban sus antecedentes, su familia creía en su inocencia o decidía pasar por alto sus crímenes .

Los crímenes de Ruddy Yáñez comenzaron a salir a la luz cuando una imagen borrosa de cámara de seguridad lo mostraba arriba de una moto junto a José Andrés, un niño que llevaba seis días desaparecido y que era buscado por su familia que, al conocer su prontuario, temieron lo peor.

El sujeto acusado de dos delitos sexuales había vuelto a reincidir, pero esta vez había ido más allá pues no sólo había abusado de un niño, sino le había quitado la vida para que no lo delatara.

Para este “monstruo” de 33 años, José Andrés Serrudo -un niño de nueve años, buen alumno, que soñaba con ser futbolista, como lo sueñan todos los pequeños de esa edad- era sólo una víctima ocasional, alguien elegido al azar, una presa que caminaba sola hacia el colegio, para un depredador sexual que la justicia boliviana no supo contener.

Mire el informe especial que preparó UNITEL en el siguiente video:

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