La vida, la muerte y el arte: Los muralistas del Cementerio General

Los trazos marcan historia en el Cementerio General de La Paz, estas piezas son parte del museo a cielo abierto más grande de la ciudad, las obras están dedicadas a nuestras tradiciones y a cómo percibimos la vida y la muerte.

“Cada artista va explorando e investigando sobre lo que es la cultura andina, vinculada a la vida y la muerte, todo lo que gira alrededor de eso, y lo va plasmando a través de su interpretación y de sus técnicas en los murales”, dice Magda Rossy, responsable del colectivo ‘Perros Sueltos’.

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Las paredes desgastadas y sin color han sido reemplazadas por impresionantes murales en varios pasillos del Campo Santo y detrás de muchos de ellos están las gestiones del colectivo, organizadores del Festival del Arte Urbano “Ñatinta”.

“La particularidad de que tenemos gente de todo el mundo que ha venido a pintar acá. Entonces es como la interpretación de todas estas personas de lo que ven de nuestra cultura”, explica Mauricio Montaño, integrante del colectivo.

La idea comenzó a trazarse hace ocho años, cuando varios artistas en La Paz decidieron darle un sentido especial a las paredes que estaban pintando y traen al Cementerio General a decenas de muralistas de toda Bolivia y otras partes del mundo.“Soy mitad chilena, mitad argentina y en ambos países el rito de la muerte no se vive como se vive acá, entonces ya es atractivo ver la disposición del lugar, como las personas arman cada nicho”, señala la artista Florencia Campo.

Fue esa visión, ese sentido de lo urbano, lo que le hizo que el Cementerio General, que escapaba del atractivo turístico, entre en la ruta de los visitantes. El impacto de este proyecto va mucho más allá de la estética porque refleja nuestras tradiciones.

“Tenemos a diario, podría decir, por lo menos un grupo de turistas, está incluido esto de los murales porque refleja lo que es nuestra cultura y las tradiciones de nuestro país”, explica Patricia Endara, directora de Cementerios Municipales de la Alcaldía de La Paz.

Este año los colores del proyecto se han multiplicado, cada versión del Ñatinta es un evento inédito, más de una decena de artistas de Bolivia y el extranjero, brocha en mano, están revitalizando el lugar donde descansan los seres queridos de miles de personas.

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“Los murales han dado pie a que la gente sienta hasta cierto punto tranquilidad al recorrer el cementerio, le da también un poco de identidad”, dice el artista Oswaldo Guerra.

Tradiciones, costumbre y creencias llevadas a la realidad donde cada mural es un mundo, como si a medida que son pintados cobraran vida. El Cementerio General de La Paz se transformó en una galería.

“En La Paz nosotros nos centramos en la forma del ajayu, después de la vida y de la muerte existe todavía un camino por recorrer”, señala Janeth Quispe, una de las artistas que participa del festival.

Más de cien murales, ocho años de pintura para construir esta exposición, meses de trabajo para llegar a esto, un tesoro que pertenece a los paceños.

“No tenemos conocimiento de otro evento que sea tan estructurado y que tenga una vida tan larga como este y que se realice en un cementerio. Se ha hecho conocer a nivel internacional como un proyecto increíble”, agrega Magda Rossy.