“Había otros jesuitas que abusaban niñas”, revela víctima de cura pederasta

Se trata de otra revelación del diario del jesuita Alfonso Pedrajas. Apuntan a otro cura, también involucrado en abusos en el colegio Juan XXIII de Cochabamba.

Publicado: 14/05/2023 10:55
[/Foto: El País] / El jesuita C.V. (centro de la imagen) posa junto a un grupo de exalumnos del colegio Juan XXIII

Otro caso de abuso a menores en el colegio Juan XXIII de Cochabamba se dio a conocer en las últimas horas, tras la revelación del diario del cura pederasta Alfonso Pedrajas, donde indica que hubo niñas víctimas de abuso por parte de otro jesuita.

Esta vez, en la investigación del caso realizada por el periódico El País de España, que accedió al diario de Pedrajas, se señala un contacto telefónico con una nueva víctima, quien reveló que el jesuita catalán, F.P., cometió abusos contra niñas.

Estos hechos acontecieron en 1983, cuando la víctima tenía 14 años. En el relato del diario menciona que una noche cuando estaba dormida sintió entre sus piernas que alguien estaba manoseando

“Cuando miré debajo de las colchas vi unos ojos claros, brillantes. Eran los ojos del jesuita catalán F. P.. Me moví, no quería que me tocara. Me hizo callar con su dedo. Esa fue la primera vez”, apunta el relato.

“Desde hace unas semanas estoy con el corazón dolido, pero con la fuerza para hablar. Pedrajas no fue el único que abusaba de niños en el colegio, había otros jesuitas que lo hacían con las niñas”, señala la víctima, a quien dieron el nombre de Juana, en forma ficticia.

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Juana es una de las víctimas que se sumó a las acusaciones que ya otros siete exalumnos hicieron por el caso de pederastia, donde además de Alfonso Pedrajas, hay otros dos jesuitas del colegio Juan XXIII, identificando a F.P. y C.V.., ambos involucrados en abusos a niñas en los años 80.

Luego de ser víctima de los abusos, Juana avisó a sus compañeras de este problema y pidió tener cuidado con F.P. “Esperábamos, esperábamos y esperábamos hasta que el cansancio nos hacía dormir. Había noches que volvía a meter su mano (en sus partes íntimas) y en otras iba directamente a otras camas. Se acercaba a otras chicas y se perdía un rato ahí”, cuenta.

En una ocasión Juana recurrió a un compañero de un curso superior y le contó lo ocurrido. “Mi compañero dibujó una caricatura de un hombre metiendo su mano por debajo de las colchas de una compañera. Lo pegó en la vitrina del comedor. Ahí lo expuso a la vista de todos. No sé si pudieron entender el mensaje, captar la idea. La idea de mi compañero era hacer saber que algo estaba pasando con las chicas”, lamentó Juana pues asegura que no cambió en nada.

Un día, en el marco de un viaje a la casa de Taquiña, en Cochabamba, donde se realizaban retiros espirituales, Juana expuso a F.P. de frente, lo apuntó por las noches que cometía abusos contra las chicas. “Lo único que logré es que me abofeteara, me golpeará y me dijera que me callara, que no dijera nada”, narró y añadió que desde esa ocasión Chesco tuvo un trato despectivo con ella.

Otro apuntado

El diario El País cuenta que Manuel López (nombre ficticio), víctima de Pedrajas, apunta al jesuita boliviano C.V., y antiguo director del centro. López relata que un compañero lo llevó hasta un gallinero en el colegio, donde había una habitación pequeña para guardar algunas cosas.

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“Este compañero me llevó hasta ese lugar para mostrarme algo: C.V., sin cerrar la puerta, estaba allí teniendo relaciones sexuales con una estudiante de 17 años”, describió López.

El sacerdote falleció en enero de 2023. Fue subdirector del colegio Juan XXIII entre 1977 y 1988, y posteriormente director entre 1983 y 1984, y entre 1989 y 1991. Es uno de los nombres que más aparece en el diario de ‘Pica’ Pedrajas.

La anterior semana Pedro Lima, exjesuita y profesor del Juan XXIII durante los años 90, relató que cuando contaba a sus alumnos que vivía en comunidad en Cochabamba y que C.V. era su superior, una de los estudiantes se puso a llorar. “Le pregunté por qué lloraba y me dijo que C.V. había abusado de su pariente”, cuenta.

Lima dice que ese mismo día, después de misa, le contó todo a C.V., pero que este le cambió de tema. “Las cosas no fueron iguales desde ese día, no me hablaba y evitaba el contacto conmigo. La distancia llegó a tanto, que tuve que pedir el cambio de comunidad”, afirma.

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