Boliviano de Oro: Kínder Juancito Pinto, un ejemplo de integración en la enseñanza

Mabel y María Eugenia son dos maestras de una escuela en la ciudad de La Paz son el ejemplo de que para enseñar no hay limitaciones. Ellas, junto a sus compañeras, les han abierto las puertas del kinder Juancito Pinto a niños con condiciones diferentes, creando un lugar de amor e inclusión.

Al abrir la puerta e ingresar a las aulas es sumergirse en la inclusión. Hay niños que enfrentaron los prejuicios y las dudas sobre su capacidad de aprender, pero aquí los miedos desaparecen.

”Asperger, autismo, hay niños que ya vienen con síndrome de down y las profesoras se dan a la tarea de hacer distintos módulos”, destaca Jackeline Monroy, madre de familia.

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Con determinación y optimismo, las profesoras abren las mentes y corazones de los niños, un desafío que parecía imposible, pero la directora Mabel Del Castillo remarca es algo que se puede hacer con constancia, dedicación y profesionalismo.

”Hemos abierto las puertas a niños con necesidades educativas especiales, con mucho amor podemos lograr en ellos objetivos igual que como todos los niños”, destacó Del Castillo.

Mientras que María Eugenia Domínguez, maestra del kínder, se muestra feliz al contar logros como el ”que venga un niño con su librote como ahora y nos cuente un cuento, se haga entender, es una alegría”

Las madres de familia que tienen a sus hijos en este kínder, señalan que han encontrado un lugar en donde se trabaja para que los estudiantes con algún tipo de condición tengan una educación libre, como la de cualquier niño. decenas de padres y sus hijos, con necesidades educativas especiales, ya forman parte.

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”Saber que nuestra hija, pese a cualquier dificultad o enfermedad, puede salir adelante y pueda tener una educación normal nos llena de satisfacción. Hemos encontrado en el Juancito Pinto el apoyo de la dirección, el apoyo de las maestras, el cariño de los compañeros”, señala Alejandra Bascopé.

Las labores y el espíritu de integración de este kinder, además del amor y cariño que brindan las maestras hacen que este centro sea declarado como ‘Boliviano de Oro’.