Se cumplen tres años de la renuncia de Evo en medio del conflicto del Censo

Cuando asomaban los primeros rayos de sol del domingo 10 de noviembre, el entonces presidente Juan Evo Morales madrugaba al país para anunciar que anulaba las elecciones presidenciales tras las denuncias de fraude y el movimiento cívico que crecía en territorio nacional, así como la renovación de los miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y llamaba a la pacificación del país, un aviso de lo que se vería venir en las próximas horas de aquella jornada, que sería la última del líder cocalero como presidente de Bolivia.

Las medidas tomadas aquella madrugada surgieron una vez que salió un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) en donde sugería repetir “la primera ronda tan pronto existan nuevas condiciones que den nuevas garantías para su celebración”, mientras en las calles la ciudadanía impulsaba el vigésimo día de paro cívico expresando su rechazo y liderados por cívicos como Luis Fernando Camacho.

Evo Morales renunció de manera pública a la Presidencia de Bolivia la tarde de aquel 10 de noviembre, en una conferencia de prensa que fue grabada desde la localidad de Lauca Ñ (Chapare), tras “13 años, nueve meses y 18 días”, decisión que se dio después de las sugerencias de los movimientos sociales afines al Gobierno y de la cabeza de las Fuerzas Armadas para frenar la crisis política y social del país.

“Estamos dejando a Bolivia con soberanía e independencia del Estado. Estamos dejando a Bolivia con dignidad e identidad del pueblo boliviano, con muchas conquistas sociales universalizadas”, fueron algunas palabras del ahora expresidente.

A tres años de ese episodio, la situación en Bolivia también es de conflicto, con una movilización en las calles que demanda la ejecución del Censo de Población y Vivienda para el año 2023.

Sobre este conflicto, Evo Morales, ha pedido en varias oportunidades acciones al actual presidente, Luis Arce Catacora.

“Nuestro pueblo espera que dejen el cálculo político y la mezquindad a un lado y se den cuenta de que el daño a la economía del país puede ser irreversible si no encuentran soluciones ni asumen decisiones. Pedimos actuar con conciencia y responsabilidad antes de que sea muy tarde”, fue uno de los pedidos de Morales.

Sin embargo, el Gobierno de turno se desmarcó de las palabras del jefe masista. Fue la viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, quien en los últimos días señaló que las opiniones de Morales son posturas y criterios que se respetan, pero son un tema individual.

Si bien este 9 de noviembre (ayer) Evo señaló desde Cobija que estaba participando en encuentros en defensa del proceso de cambio, del MAS-IPSP y del Gobierno nacional, la última vez que tuvieron una reunión con Arce fue en octubre pasado, según los reportes estatales, donde se abordaron “temas estratégicos, políticos y productivos”, de acuerdo a las palabras de Evo.

Sobre los objetivos de la medida, Morales descartó en los últimos días que se esté buscando derrocar a Arce: “No creo que haya golpe de Estado. Lo que sí advertimos es que algún sector del Gobierno está aliado con los golpistas”.

Evo también cumple tres años fuera del poder con su partido fracturado en la Asamblea Legislativa, según han reconocido sus propios legisladores.

Morales sostuvo recientemente que legisladores masistas aliados a la oposición buscan “derechizar” el Gobierno de Arce y habló de “traición” dentro del partido azul, donde toman relevancia las amenazas y agresiones que hay entre autoridades de la Asamblea que toman parte de los bandos mencionados.

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Asimismo, Morales en reiteradas ocasiones se estrelló contra los ministros Iván Lima y Eduardo del Castillo, responsables de las carteras de Justicia y Gobierno, respectivamente, a quienes acusa de “perseguirlo mediante un plan negro” en su contra.

Fuera de la coyuntura nacional, Evo también toma parte activa de encuentros políticos dentro y fuera del país. Lo más reciente fue el encuentro de Runasur desarrollado en Argentina, un movimiento político para la integración que se denomina “anticapitalista” y antiimperialista.

Mientras que también desarrolla su rol como cocalero y piscicultor. “A nuestro retorno de Argentina, continuamos con nuestras actividades cotidianas. Hoy cosechamos tambaquíes de nuestras piscinas en San Francisco. Estamos contentos y emocionados de ver cómo nuestro trabajo rinde frutos”, fue una de sus últimos tuits.

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