Bofedales, los “oasis” a más de 4.000 metros de altura que resisten a la sequía en Bolivia

Estos ecosistemas “son como oasis dentro de la aridez particular del paisaje andino” golpeado por la falta de lluvias

Publicado: 24/11/2023 16:49
[Foto: EFE] / Los bofedales aún tienen agua

Los bofedales, unos pequeños ecosistemas en medio del semidesértico altiplano, son los “oasis” que desafían la crisis climática y a la persistente sequía que afecta a Bolivia, la cual puso al país al borde de una crisis hídrica.

Estos espacios se encuentran entre los 4.000 a 6.000 metros de altitud que soportan características climáticas extremas, como la exposición constante al sol, la falta de lluvia o los vientos helados que son capaces de arrasar con las siembras propias de las alturas.

En Bolivia, una gran parte de los bofedales están en el sudoeste del país, en la zona de ‘Los Lípez’ cerca de la frontera con Chile, que forman parte de un complejo hídrico en el que también hay lagunas saladas y alcalinas que contrastan con el entorno casi infértil y montañoso de la zona.

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El sistema de ‘Los Lípez’, en el que están los bofedales, es parte de los sitios Ramsar en Bolivia, como el Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, que este año llegó a su nivel mínimo histórico; o el Poopó, que fue el segundo espejo de agua más grande del país ahora convertido en una planicie desértica.

En la lista están también el lago Uru Uru, también notablemente disminuido por la falta de lluvias, además del Pantanal, compartido con Brasil, recién afectado por los incendios forestales.

“Los bofedales son praderas de altura que funcionan como esponjas de agua (a las que) llega por el deshielo de los glaciares, por ojos de agua y vertientes”, explicó a EFE Claudio Velasco, coordinador del programa ‘Bofedales Vida’ del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Bofedales en Quetena
[Foto: EFE] / Bofedales en Quetena

Velasco dijo que estos ecosistemas “son como oasis dentro de la aridez particular del paisaje andino” y que se convierten en “reservorios de agua, de pastos para los camélidos y sumideros de carbono sumamente eficientes”.

En los bofedales habitan vizcachas, decenas de especies de aves propias de las alturas, incluso en sus aguas habitan peces y algas, aparte de varios tipos de flora y son un punto de interacción con las actividades humanas como la crianza de llamas, vicuñas y alpacas.

Velasco mencionó que estos ecosistemas son “muy frágiles” y que esa condición ha sido “exacerbada” por el cambio climático que se manifiesta en la zona con “mayor disminución del agua, heladas más persistentes, elevación de temperaturas y sequías”.

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“Lo que es increíble, (es) que pese a esta crisis de sequía los bofedales aún tienen agua”, enfatizó el experto que aboga por la conservación de esos sitios.

En la zona de ‘Los Lípez’ fenómenos como la sequía y el frío “azotan” a los lugareños, dijo Fructosa Berna, una mujer dedicada a la agricultura y a la crianza de camélidos.

Berna mencionó que antes “los bofedales eran más lindos”, pero que mucho de su esplendor ha disminuido porque llueve poco y el frío los congela, por lo que las llamas no se desarrollan y muchas mueren.

Muchos espejos de agua de la ‘Reserva Eduardo Abaroa’ como la emblemática laguna Colorada, poblada por varias especies de flamencos, han sufrido los efectos del calentamiento global.

“La laguna Colorada ha bajado el nivel, muchas lagunas se han secado donde habitaban los animales silvestres y están migrando”, alertó César Bello, ‘curaca’ o autoridad originaria de la población de Quetena Chico.

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) junto a expertos que estudian los bofedales en Quetena
[Cedidas por Milenka Betancourt / EFE/Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA)] / El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) junto a expertos que estudian los bofedales en Quetena

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Así como Berna, Bello dijo que las condiciones adversas del clima afectan también la crianza de ganado camélido, su principal fuente de ingreso, ya que “hace mucho frío y el sol quema” y que por eso es difícil encontrar forraje o adaptar a esas condiciones a otras especies.

Actualmente, en el suroeste boliviano se implementan varios proyectos para la preservación y manejo sustentable de los bofedales, financiados por el programa Euroclima+ y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) junto al IICA en Bolivia.

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