Dejó todo y convirtió un viejo avión en un lujoso hotel con vista al mar; cobra $us 400 la noche
La remodelación completa del espacio interior de la aeronave llegó a costar uno $us 300.000 y es un espacio que se puede considerar como hogar.
Allan Templeton vivía una vida normal hasta que un día decidió dejar todo y se embarcó en la aventura más importante de su vida: comprar un viejo Boeing 727 de 1965 y transformarlo en una vivienda que tiene lujos de un hotel con vista al mar.
Todo comenzó en la década del 70 cuando, después de graduarse de la universidad de Yale, el joven Templeton, se unió al Cuerpo de Paz como voluntario y abandonó Connecticut, en Estados Unidos, para instalarse en Costa Rica.
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“Estaba muy cansado de la vida que llevaba: todos siempre en pose, estresados y cortando el pasto de sus casas los fines de semana libres. Entonces decidí que tenía que existir una alternativa mejor que esa. Cuando llegué a Costa Rica me di cuenta de que estaba en el paraíso y encontré la libertad que estaba buscando”, dijo Templeton en su canal de YouTube, reporta el diario La Nación.
En esas circunstancias, apareció el avión.
“Durante 10 años siempre que me tomaba un vuelo en el aeropuerto de San José veía al mismo Boeing 727 abandonado entre pasarelas”, relató el estadounidense.
“Por fracturas en las dos alas se sabía que no iba a volver a volar, y los bomberos lo usaban para simulacros de incendios. Yo estaba convencido de que se podía hacer algo mejor con él. Era demasiado cool”.
El joven no solo se enamoró de la exuberante naturaleza y la fauna silvestre, también de las playas paradisíacas del Pacífico costarricense.
Decidido a comprar la nave. Templeton localizó al propietario y, aunque estaba dispuesto a pagarle, esto no fue necesario porque se lo regaló.
Ya en condición de local en Manuel Antonio, en el Pacífico de Costa Rica, el hombre activó la misión traslado tras desmontar la nave, la instalación de plataformas terrestres para su sostén y una remodelación completa de su espacio interior, que llegó a costar uno $us 300.000.
Así, se contactó con Faith Mulvihill, una amiga dispuesta a alquilar el espacio que el joven comenzó a transformar. La mujer luego se convertiría en la agente encargada de su alquiler.
La posada fue bautizada como “Costa Verde”, y hoy hospedarse una noche cuesta por lo menos $us 400 de base.
Es que dormir en un avión no es poco porque parecería que cayó en medio de la selva y no tuvo sobrevivientes. Sin embargo, el interior es un lujo.
Los 40 metros de largo de la aeronave están completamente refaccionados y equipados para ser un hogar. Tiene dos habitaciones con de lujo, aire acondicionado y dos baños privados en suite, en las que se conservaron las ventanas originales de la cabina.
Con acceso a través de una escalera caracol, la vivienda también incluye un área de comedor, una cocina ubicada en la cabina de los pilotos, televisión satelital y terrazas en cada ala que tienen de vista a la inmensidad del Océano Pacífico y a los monos cappuccinos de pasajeros frecuentes, reseña La Nación,
“Venir acá y hacer que esto suceda fue un acto de fe”, admitió Templeton y concluyó: “Vivir en el trópico siempre fue mi sueño y hoy puedo decir que unirme al Cuerpo de Paz y mudarme a Costa Rica resultó siendo lo más interesante que hice en toda mi vida”.
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