Trágico suceso: La historia de los novios que grabaron el momento cuando un oso los devoraba
“Hazte el muerto”, fue el desesperado grito de la mujer, cuando vio a su novio siendo atacado por un oso. El dramático momento en el que murieron fue de seis minutos

En un trágico hecho ocurrido el 2003, Timothy Treadwell y su novia, Amie Huguenard vivieron una experiencia aterradora que les costó la vida cuando acamparon en el Parque Nacional Katmai, en Alaska. El hombre dedicó más de 10 años de su vida a la preservación de la vida silvestre y tenía especial cariño por los osos pardos, incluso decía que eran su objetivo de vida.
Timothy, quien anteriormente había luchado contra la adicción a la heroína, encontró consuelo en la compañía de los osos pardos, a los que consideraba sus amigos, e incluso les asignaba nombres. Hablaba con ellos, jugaba y los tocaba.
“Mírenme cuánto amo a los osos, cómo los respeto, cómo soy uno de ellos”, fue lo que dijo en una de las múltiples grabaciones que realizó Tim.
Sin embargo, la suerte de Timothy con los osos llegó a su fin de manera trágica cuando fue devorado vivo frente a su novia, Amie Huguenard, de 37 años.
El ataque tuvo lugar una madrugada, horas antes de que un hidroavión los regrese a casa. Willy Fulton, el piloto de taxi aéreo encargado de recoger a la pareja, se dio cuenta inmediatamente de lo sucedido cuando aterrizó en el Parque Nacional Katmai.

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En lugar de encontrar a la pareja esperando en la orilla, había un silencio inquietante y un oso de aspecto aterrador de unos cuatro metros de altura que estaba sobre un montón de restos humanos, alimentándose de una caja torácica humana.
Las tiendas de campaña de Tim y Amie estaban colapsadas y desgarradas, con su merienda de la noche anterior intacta y sin tocar. Sus zapatos estaban ordenados junto a la puerta.
Al lado de una de las tiendas yacía un montículo de hierba, barro, ramas y restos, donde el guardabosques Joe Ellis observó dedos y un brazo sobresaliendo de la grotesca pila. Cerca de allí, encontraron lo que quedaba de la cabeza desfigurada de Tim, aún unida a una pequeña parte de la columna vertebral. También se encontró su brazo derecho, todavía con su reloj de pulsera.
Sin embargo, fue la cámara de video en la tienda de Tim la que proporcionaría información de los terroríficos momentos que vivió la pareja. Tim grababa todas sus interacciones con los osos, y este feroz ataque no fue una excepción. En su pánico, él o Amie no tuvieron tiempo de quitar la tapa del objetivo, lo que resultó en seis largos minutos de aterradores sonidos.
La grabación comienza con Amie asustada preguntando si el oso sigue allí, a lo que Tim grita: “¡Sal de aquí! ¡Me están matando!”. Se escucha el ruido de la cremallera de la tienda cuando Amie sale corriendo y le grita a su novio que “simule estar muerto”.
Sus gritos parecen funcionar y el oso suelta a Tim, pero en cuanto ella corre a ayudarlo, el oso regresa y aparentemente agarra su cabeza nuevamente, arrastrándolo hacia la maleza.
Desesperado, Tim le suplica a Amie que “golpee al oso”, y se escucha cómo ella le dice que “luche”, mientras lo ataca con una sartén.
Durante toda la grabación, el oso permanece siniestramente en silencio, los gritos de Tim dan paso a gemidos antes de que Amie entre en pánico y emita una serie de escalofriantes gritos. Ahí se acaba la cinta.
Cuando el oso fue abatido, los investigadores encontraron restos humanos en el estómago de este macho de 28 años y 453 kilogramos, que supuestamente había tenido dificultades para alimentarse esa temporada debido a su edad y dientes rotos.
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Según Willy, Tim había intentado previamente entablar una amistad con el oso, pero “nunca sucedió”.
El trágico ataque de octubre de 2003 fue tema del galardonado documental ‘The Grizzly Man’, dirigido por Werner Herzog, en el que se reveló que Amie tenía miedo de los osos y pensaba que su novio estaba “empecinado en la destrucción”.
En cuanto a la cinta de video, Tim advirtió que las personas “nunca deberían escucharla”, y se cree que fue guardada bajo llave por uno de sus amigos. La trágica historia de esta pareja dejó una huella imborrable en aquellos que la conocieron y continúa siendo un recordatorio impactante de los peligros que pueden surgir al interactuar con la vida silvestre de forma irresponsable.