“Estábamos trabajando”, el lamento de los padres de la niña de 12 años asesinada en La Paz

Sin vida y entre unos pastizales a lado de la carretera, así fue hallada Marilin, la niña de 12 años que murió asesinada en Vichaya, comunidad distante a 17 kilómetros de la ciudad de La Paz. El principal sospechoso del crimen es un adolescente de 16 años que está aprehendido.

El martes, como ya se había hecho costumbre, la familia de la menor había salido a cosechar papa. Cuentan los vecinos que la menor había pedido permiso a sus padres para regresar antes a su hogar, pues tenía tarea pendiente del colegio.

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Esa fue la última vez que los padres de Marilin la vieron con vida. Horas más tarde, el hermano de la víctima la encontró tirada entre unos matorrales que estaban al lado de la carretera, e inmediatamente buscó una carretilla para trasladarla de regreso a casa; sin embargo, la pequeña ya estaba sin vida.

“Estábamos trabajando”, repetían entre lágrimas el papá y la mamá de la menor, tratando de buscar una explicación sobre lo ocurrido.

Según Avelardo Quisbert, presidente del Consejo Educativo de Vichaya, el autor del crimen es un joven de 16 años que, supuestamente, confesó haberle quitado la vida a Marilin en la casa de la víctima para luego trasladar el cuerpo hasta la carretera. 

Un comunario señaló que unas gotas de sangre permitieron identificar al que se considera el principal sospechoso del crimen, quien aparentemente horas antes del crimen había consumido bebidas alcohólicas y luego fue a buscar a la menor a su hogar.

Personas que vieron el cuerpo de Marilin señalan que tenía signos de haber sido ahorcada con el cable de un cargador de teléfono. Además, sospechan que también ha sido víctima de violación, situación que será confirmada o descartada con la autopsia legal.

Existen contradicciones sobre el sospechoso del crimen. Hay quienes señalan que era compañero de colegio de Marilin, otros indican que no era muy conocido por el lugar.

Entretanto, la familia pide desconsolada que se haga justicia para Marilin. “No me lo pueden matar así a mi hija”, reclama la madre.