Tres agendas se entrecruzan en el caso Marset

La reaparición de Sebastian Marset, un narcotraficante uruguayo buscado por 5 paises -acusado de enviar 16 toneladas de cocaína a Europa y Africa- en el programa “Santo y Seña” del Uruguay, ha dejado en claro el cruce de tres agendas que convergen, cada una de ellas con sus propios intereses.

La primera agenda que salta a la vista es la del gobierno del presidente Uruguayo, Luis Lacalle, de tendencia derechista, cuestionado por haber entregado a comienzos del 2022, un pasaporte a Marset, para que recobre su libertad en Emiratos Arabes, cuando cayó preso por haber ingresado con un documento paraguayo falso.

“No gasté ni un dólar para obtener el pasaporte”, dijo Marset en la entrevista difundida el domingo 26 de noviembre, y “si hubiera que pagar, lo hubiera hecho, pero mi abogado me dijo que era un derecho, y por eso insistimos hasta conseguirlo”, dijo el traficante confeso de drogas, quien pintó a su país de origen como el menos corrupto de Latinoamérica y donde su sistema de justicia, funciona.

De ese modo se lavó la cara un gobierno como el de Lacalle, desde el principio insistió en que cuando entregaron ese documento no tenían conocimiento que Marset era buscado en Paraguay por narcotráfico y que no hubo corrupción. La Calle ha expresado su intencionalidad de aprobar la reelección en ese país en el que solo se permite un mandato que vence este 2025.

La segunda agenda es la del propio Sebastian Marset que a fines de julio se fugó de Bolivia, concretamente de Santa Cruz y que hasta ahora se desconoce su paradero y, se presentó supuestamente “en vivo y en directo” ante la periodista Patricia Martinez. Y que necesitaba lavar su imagen.

Posterior a la entrevista Santiago Moratorio, su abogado reveló que su estrategia era concretar una entrega en etapas, que tenía el objetivo de que sus familiares primero y Marset en última instancia comparecieran a Uruguay y evitaran ser detenidos en Paraguay, el único país en el que son requeridos por narcotráfico. Sobre ese tema, Lacalle le respondió, este 1 de diciembre, que su gobierno “no negocia con narcotraficantes” y Moratorio contestó entonces que “Marset seguirá prófugo”.

Marset necesita oxígeno mientras busca cómo solucionar el tema de su esposa y tres hijos que conviven con él en su refugio secreto mientras hace lo que sabe hacer, manipular y sobornar autoridades, como al parecer lo hizo en Paraguay, en las oficinas de Interpol, donde levantaron el sello rojo para su esposa.

Y en ese cruce de intereses aparece el programa “Santo y Seña” que lleva 14 años al aire en Uruguay, 12 de los cuales tiene a la periodista Patricia Martín, como uno de sus alfiles quien dijo que aceptó la entrevista poniendo tres condiciones: ser acompañada por el abogado poder comunicarse con su familia todo el tiempo y preguntar lo que ella quisiera.

Pero lejos de “preguntar lo que ella quisiera” se observó a una periodista aparentemente sometida a un libreto y que no preguntó ni cuestionó a Marset ni siquiera cuando dijo “el negocio que elegí no es muy bueno”, pues su prontuario es frondoso y Paraguay lo acusa de dirigir una organización que introdujo 16 toneladas de cocaína a Europa y África.

Además de ordenar la muerte del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, en Colombia, y quien dirigía el operativo “A Ultranza Py” y en la sospechosa muerte de otras dos personas.

Sin embargo la periodista se ha cuidado de “elogiar un acto criminal” que podría ser tomado como apología del delito y la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Ley 1009, en Uruguay, permite a los informadores ampararse en el secreto profesional, aunque en Bolivia, Carlos Palenque fue detenido y su canal cerrado por entrevistar al narcotráficante Roberto Suárez, en 1988.

Mientras esperamos la segunda parte de la telenovela en la que la periodista debe responder si usó o no helicópteros, como lo han negado, en Bolivia ya casi ni nos asustamos por la detención de dos capos de carteles, como el de Sinaloa, México que cayó en Desaguadero y el del PCC, brasileño detenido en Santa Cruz, ciudad donde también acaban de encontrar un piloto carbonizado.

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