Nostradamus bajo el cielo más puro de América

Lo dijimos hace varios meses: no habrá segundo aguinaldo. Nostradamus Chávez acertó en su predicción. Pongo de testigos a mis amigos las redes sociales. También está registrado en varias declaraciones que hice en los medios. Asimismo, ofrezco como deponentes a los monaguillos del proceso de cambio que salieron a lanzarme las piedras del desprestigio y la infamia por mis vaticinios. Falso profeta es lo menos que dijeron y lo que me es permitido reproducir en un domingo víspera de la llegada de nuestros muertos.

Por el lado amable, varias personas me llamaron para agradecer mi pronóstico. Muchos de ellos ya habían comenzado a gastar una plata que no llegaría. ¡Vade retro Satanás gastador! Por supuesto, a los empresarios formales les entró el alma al cuerpo. El segundo aguinaldo es un costo muy fuerte para ellos. Contrariamente, muchos empleados públicos quedaron francamente decepcionados y para sus adentros pensaron: “Con el Evo siempre había esta platita. Tiene razón el Jefazo, cajero no más había sido”.

Pues dicho y hecho, el crecimiento del producto interno bruto, alías PIB, en el segundo trimestre del 2023 sólo llegó a 2,21%. En el tercer y cuarto trimestre de 2022 crecimos a 4,09% y 1,33% respectivamente. En el primer y segundo trimestres de 2023, el producto subió en 2,39% y 2,21%. Cabe recordar para que se dé este beneficio social, la economía debe crecer al 4,5% en un promedio interanual que se mide de junio 2022 a junio a del 2023. Así que su seguro servidor de turbante, Nostra para los íntimos, no tiene una bola de cristal sofisticada, pero sabe algo de aritmética y conoce del contexto interno y externo de la economía boliviana. Sólo por eso acertó su predicción.

En una perspectiva de más largo plazo, el dato del segundo trimestre del año en curso confirma la desaceleración de la economía boliviana que se registra desde 2013. En este último año, el país creció al 6,8%. Después de una caída de las exportaciones en un 33% –que habían impulsado el crecimiento económico en Bolivia hasta esa fecha– el PIB comenzó a desacelerarse, es decir, a crecer cada vez menos. En efecto, 5,4% en 2014, 4,9% en 2015, 4,3% en 2016, 4,2% en 2017 y, finalmente, 4,2% en 2018. La bonanza externa había desapareció y a pesar de los esfuerzos de sostener el crecimiento económico con la demanda interna, éste se redujo hasta el 2,2% en el 2019. Quiere decir que antes de la crisis política y la pandemia, la economía boliviana ya venía frenada.

En 2020, debido a la pandemia y la crisis política, se produjo una debacle y bajamos al sótano de -8,7% de la economía y después se registró un rebote estadístico en el año 2021, cuando crecimos al 6,1 %. Sin embargo, a partir de 2022 volvimos a la tendencia estructural de menor crecimiento, de 3,5%. En este año que avanza raudamente, el PIB subirá en torno de 2%, muy lejos de lo anunciado por el gobierno a inicios del 2023: 4,9%.

Sin embargo el gobierno, siguiendo la métrica de la vanidad a la cual nos tiene acostumbrados, dice que este crecimiento enano será el tercero de América Latina y que a pesar de la crisis internacional. Ay wawitas de pecho, ya dejen el chuchu. Como dice el tango argentino, estamos cuesta abajo en la rodada bajo el cielo más puro de América desde 2014 y aquí se sigue exhibiendo el pechito de bronce como si no pasaran naranjas.

Ahora bien, esta desaceleración no es sólo un problema de una coyuntura externa adversa. Es la prueba del agotamiento del modelo extractivista, que viene languideciendo desde 2014. Este es un muertito que se ha olvidado de caer.

Pero veamos más en detalle qué está pasando con el crecimiento económico usando los datos del segundo trimestre de 2023. En primer lugar se debe afirmar que estamos claramente frente a un shock externo que se manifiesta en la caída de exportaciones de -14,65% y que a pesar de que el motor internacional se apaga, el gobierno insiste en impulsar el motor interno de la economía a través de una mayor inversión pública, pero que no es suficiente y ha bajado a la mitad de los años de gloria, cuando llegaba a más de 5.000 millones de dólares. De hecho, en el segundo trimestre de 2023, la formación bruta de capital fijo, comandada por la inversión pública, fue tan sólo de 7,62% del total de gastos. ¿Y porque está tan baja? Por la sencilla razón de que el gobierno está yesca. Esta raspando la olla con cuchara de palo.

Si vemos el PIB por actividades económica, los servicios internos siguen creciendo, como es el caso de los restaurantes, hoteles, servicios personales y domésticos. Crece en un 11,11%. Asimismo, los servicios financieros suben en 3,88% y la construcción, en 3,66%.

Entretanto, el sector minero, que en el pasado era muy dinámico, ahora apenas crece al 0,15% y hay muy malas noticias en la industria manufacturera, piensen en la torta de soya y el oro metálico. Se registro un retroceso de –0,8%. El sector petróleo y gas en esta oportunidad volvió a decrecer, en -5,7%.

Estos resultados negativos se registran desde hace varios años en el sector hidrocarburos porque nuestra producción de gas ha bajado y hemos perdido también mercados como es el caso de Argentina. El generador de excedente más importante del modelo económico hace aguas. Por lo tanto, la base del edificio económico está en serios problemas y no hay, en el corto plazo, ningún otro sector que lo sustituya. Pongamos datos a la agonía del sector gas. Las exportaciones bajaron de 6.600 millones de dólares, en 2104, a 3.000 millones de dólares en 2022.

En ese periodo, los ingresos tributarios, la renta gasífera, bajó en 3.200 millones de dólares y los subsidios el año pasado fueron de 1.700 millones de verdes. A partir del año pasado somos un importador neto de hidrocarburos. No es de extrañar y menos de predecir que el modelo económico entró en una fase terminal porque estrangularon a la gallina de los huevos de oro, YPFB, con un talento único. Dejaron de invertir en exploración de gas desde 2014. Y ahora, en un acto de pirotecnia ideológica y política, anuncian que invertirán en Venezuela, cuando aquí en el país se aplazaron olímpicamente.

Esta decadencia del sector hidrocarburos y su consecuente impacto sobre el modelo económico también fue anunciado hace muchos años por Nostradamus Chávez.

En cuanto a eso, la propaganda del gobierno continúa impávida frente a la realidad de los hechos y bajo el cielo más puro de América dice que el modelo económico es exitoso.

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