“Ladran Sancho y nos emboscan ...” sigamos cabalgando firmes

El célebre Quijote de la Mancha inmortalizó la frase dirigida a su noble compañero de andanzas, “Ladran Sancho, señal que cabalgamos...” que hoy podemos aplicar para denunciar cómo los enemigos de los periodistas aparecen camuflados de una y mil formas: hostigando, atacando a mansalva, agrediendo, y lo último, planificando emboscadas para hacernos pisar el palito e iniciarnos procesos judiciales.

Este tema, entre otros, será objeto de un análisis por parte de periodistas de los nueve departamentos que este viernes 3 y 4 de marzo nos reunimos en Santa Cruz, en el XI Congreso Nacional Ordinario, que tiene como slogans, “por la libertad de expresión y en contra de la impunidad”.

En el caso del periodista Alberto Ruth trataron de armarle un caso de supuesta extorsión contra un policía de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico para que reciba 2 mil dólares a cambio de dejar congelada una noticia sobre un presunto soborno que habría recibido.

Pero, como dice el proverbio popular: “No hay inventor que no se joda con su invento”, por los audios grabados por el mismo uniformado, se pudo evidenciar que no existían los elementos constitutivos del delito de extorsión, señalados en el art. 133 del Código Penal: “El que mediante intimidación o amenaza grave constriñere a una persona a hacer, tolerar que se haga o deje de hacer alguna cosa, con el fin de obtener para si o un tercero alguna ventaja o beneficio económico, incurrirá en reclusión de 1 a 3 años”.

Y por el contrario que era el mismo policía antidroga quien le insistía al periodista a recibir dinero cuando éste le ofrecía concederle, en derecho a réplica, la oportunidad de decir su verdad sobre las acusaciones de corrupción que pesan en su contra. Por esa razón el supuesto caso armado que ya tenía hasta los billetes fotocopiados para hundir al periodista, al final fue desestimado por la Fiscalía y el hombre de la comunicación, puesto en libertad.

Sin embargo don Quijote advierte a Sancho: “Sancho, que si mal gobiernas, tuya será la culpa y mía la vergüenza; más consuélome que he hecho lo que debía en aconsejarte con las veras y con la discreción a mí posible: con esto salgo de mi obligación y mi promesa” (II, 43; 876 del libro), el hecho tiene que prestarse también para que los periodistas reflexionemos sobre los principios éticos que rigen nuestro oficio.

El primero es respetar la dignidad y el honor de las personas y si ofendemos conceder el derecho a la réplica; el segundo, no utilizar nuestras influencias como periodistas o poseedores de una información para obtener remuneración, obsequio o alguna ventaja económica, en otras palabras: sobornos; y el tercero, buscar la verdad con sus diferentes matices, o aproximarnos a ella.

En el Congreso que se inicia este viernes 3 de marzo en Santa Cruz también analizaremos el estado de situación de la libertad de expresión y de prensa y los últimos casos de hostigamiento y estigmatización como el que sufre la periodista de El Deber, Silvana Vincenti, acusada, sin ningún tipo de pruebas- por el representante de una ONG, Leonardo Tamburini, de “haber sido pagada por sus patrones” para difundir una noticia sobre el inicio de construcción de un puente entre Santa Cruz y el Urubó.

Los periodistas asumimos el principio del bien común y las garantías constitucionales, como la presunción de inocencia, el debido proceso y el derecho al trabajo. Y por eso también le hacemos seguimiento al caso del comunicador social, José Antonio Mendoza, de la agrupación Comunidad Ciudadana, actualmente detenido preventivamente en la cárcel de Palmasola, quien ha denunciado que todas las pruebas fueron fabricadas.

Sin embargo la mayor preocupación de nosotros es la impunidad en la que han quedado alrededor de 200 agresiones a periodistas a nivel nacional, sufridas desde el 28 de octubre del 2021 hasta principios del 2023, pues los procesos penales no han prosperado en contra de movimientos sociales vinculados con el actual gobierno nacional, como el Caso Las Londras o agentes policiales contra quienes tampoco han avanzado ni siquiera procesos disciplinarios.

Cabalgamos, molestamos al poder, pero seguimos firmes, “insistiendo, persistiendo, pero nunca desistiendo...”

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