“Hay que eliminar el Mercosur porque es una Unión Aduanera defectuosa que perjudica a los argentinos de bien, en el fondo es un comercio administrado por Estados para favorecer a empresarios prebendarios”, dijo el entonces precandidato a la Presidencia de Argentina, Javier Milei, en una entrevista con la cadena internacional Bloomberg, sobre su propuesta de política exterior, dejando atónitos a muchos (“Javier Milei afirmó que hay que eliminar el Mercosur porque genera ´rentas para amigos del poder´, ´una cosa horrorosa´”, Agencia Uruguaya de Noticias, 18.08.2023). Las reacciones de molestia a nivel político y gubernamental, principalmente en Brasil, y de preocupación en el empresariado argentino, no fueron pocas.
La pregunta que está ahora en el aire es, si Milei, que asumirá la Presidencia el 10 de diciembre próximo, mantendrá su palabra empeñada durante su extravagante campaña y oferta electoral, que para muchos se mueve entre la necesidad y la posibilidad de hacer los profundos cambios estructurales que propuso, como el desmonte del Estado populista, la dolarización de la economía, la eliminación del Banco Central, la disminución de Ministerios a menos de la mitad y, sobre todo, evitar que Argentina pase de la inflación a la hiperinflación.
Autodefinido hasta el cansancio como liberal-libertario, Milei es partidario del libre comercio, lo que no condice con el Mercosur, fundado en marzo de 1991 con miras a ser un Mercado Común en cuatro años, plazo que, de lejos, fue extendido y agotado en el tiempo, habiendo llegado a ser hasta hoy, stricto sensu, apenas una Zona de Libre Comercio y Unión Aduanera, imperfectas.
Para Milei, el intríngulis con dicho bloque tiene que ver con el hecho que, para que la Argentina pueda recuperar su status de país del Primer Mundo, de otrora, debe exportar lo más posible, en función de lo cual será imprescindible negociar acuerdos de libre comercio con megamercados como Estados Unidos de América o los 27 países de la Unión Europea, algo que lamentablemente no podrá hacer sin la venia del Mercosur por causa de la fórmula “4+1”, que establece que ningún Estado Parte puede negociar en solitario -sino, los cuatro juntos- por más que convenga a sus intereses, lo que, dicho sea de paso, Uruguay y Paraguay objetan; de hecho, Uruguay acaba de firmar una Declaración conjunta con China, hacia una Asociación Estratégica Integral, con la mira puesta en la suscripción de un Tratado de Libre Comercio bilateral.
Milei no acepta la sujeción al Mercosur en materia de integración, porque aparte de considerarlo una camisa de fuerza, critica la validez de dicha iniciativa integracionista que, ciertamente, más que “crear comercio”, lo que en verdad provocó su Unión Aduanera fue un comprobado “desvío de comercio” debido al proteccionismo que caracteriza al bloque, de ahí que no extraña para nada que la reconocida revista The Economist haya sentenciado así, el devenir de Mercosur:
“...el 26 de marzo, cuando los actuales presidentes del grupo celebren el 30 aniversario del Mercosur, no habrá mucho que celebrar más allá de su mera supervivencia. Una primera década de rápido progreso en la integración fue seguida por dos más de retroceso y proteccionismo. El comercio dentro del bloque alcanzó su punto máximo como proporción del comercio total de sus miembros, con un 25 por ciento en 1997. Hoy esa cifra es solo del 14%. Es cierto que el comercio general de los Miembros se ha expandido enormemente, pero la mayor parte de ese crecimiento se ha producido en la exportación de productos básicos a Asia” (“Por qué Milei tiene razón en querer terminar con el Mercosur”, Infobae, 24.08.2023).
En lo que hace a Bolivia, nuestro país se relaciona comercialmente con Mercosur por el Acuerdo de Complementación Económica No. 36 que ejecutó un Programa de Liberación Arancelaria desde 1997 hasta consumar una Zona de Libre Comercio bilateral con el bloque a partir del 2014.
¿Cómo nos fue en cuanto a cumplir los objetivos planteados en el Acuerdo con Mercosur? Mal, muy mal...
La zona de libre comercio que entusiasta e ingenuamente negociaron en 1996 Gonzalo Sánchez de Lozada, su Canciller Antonio Araníbar Quiroga y Víctor Rico Frontaura, Subsecretario -pasando por alto las advertencias en contra, del empresariado boliviano- ha favorecido totalmente a dicho bloque.
¿Sabía que el libre comercio con Mercosur no benefició a Bolivia, ya que entre 1997 y 2023 -sin contar el gas, que no hace parte del Acuerdo- acumulamos 42.000 millones de dólares de déficit comercial?
¡Semejante cantidad neta de dólares fue a parar a los bolsillos de argentinos, brasileros, paraguayos y uruguayos!
De nada sirvió el arancel cero para exportarles a ellos, siendo que la oferta boliviana compite en inferioridad de condiciones con lo que produce Mercosur, además que las trabas paraarancelarias (barreras técnicas, aduaneras, sanitarias, fronterizas, autorizaciones previas, etc.) impidieron aprovechar ese mercado por su proteccionismo, confirmando lo dicho por Milei...