Lo he afirmado por la evidencia, ¡Bolivia puede vivir de los ingresos que del turismo!
Conversando con la gente y buscando solución a las conductas que lo necesitan, hemos descubierto respuestas tan simples como que, para lograr resultados, hay que liberar y alentar la creatividad individual y colectiva, y construir instrumentos de políticas públicas que los faciliten; en el CEPAD, investigamos y ejecutamos procesos de desarrollo económico local, reconstrucción del territorio a través de alianzas y mancomunidades, fortalecemos las capacidades productivas que innovan lo que se hizo siempre con resultados limitados, y alentamos procesos de integración y competitividad; recorriendo el territorio con esas ideas, descubrimos que la gente quiere producir y vivir dignamente.
La realidad boliviana muestra la agudización de los procesos migratorios campo/ciudad, el despoblamiento del campo, el crecimiento de algunas ciudades y el descontrol de las regiones metropolitanas. ¿Cómo enfrentar todo eso en un país tan extenso, de poca población y carente de servicios públicos en el territorio? Hemos estudiado internacionalmente las ciudades intermedias, los procesos productivos adecuados para cada territorio (el café entre ellos), la incorporación de la conectividad y sus instrumentos, y la profundización radical del turismo. Resulta que los 9 departamentos y los 339 gobiernos locales, tienen planes y programas de turismo que proponen articulación de las capacidades productivas, el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas y la valorización de un producto turístico que los hace distintos y competitivos. Nuestra metáfora “todos los territorios tienen una orquídea” sistematizada en el municipio de Concepción, provincia Ñuflo de Chaves, sirve para trabajar colectivamente en su búsqueda e identificación. Una vez descubierta, y como consecuencia de una estrategia de oferta inteligente, se invita a la gente que viaje hasta donde se encuentra el atractivo.
Con esta secuencia elementalmente cierta, ¿cómo explicamos que exista la priorización del bloqueo como instrumento para superar conflictos? No descalifico ni desconozco la justicia que puede tener la demanda, seguramente planteada por una situación irresuelta; pero ahí viene el “sin embargo”, ¿no habrá otra forma de resolverlo sin tener que llegar al absurdo del bloqueo, sabiendo el daño que provoca? Una observación. Cuando se hace el cálculo del daño que genera un bloqueo, no aparece cuantificado el turismo...
La semana pasada viví la experiencia desde la visión de los perjudicados, Samaipata, que esperaba el flujo turístico de fin de semana para el que se había preparado Cuevas, Uvairenda, Casa Patio, El Pueblito, los vendedores de chancho al palo... Sin embargo, resulta que los padres de familia del municipio de La Guardia bloquearon la carretera por desacuerdos con la Supervisora de Educación. La noticia fue nacional al impedirse el tránsito de personas y alimentos entre Oriente y Occidente, y los medios internacionales difundieron que “en Bolivia estaba bloqueado el corredor bioceánico”. ¡Por supuesto que la educación y la coordinación de la comunidad educativa de La Guardia, es fundamental! “Sin embargo”, los actores que trabajan por el turismo nacional desde Samaipata, se preguntaban si los bloqueadores eran conscientes del daño que generaban; la respuesta fue: “no tienen la menor idea”. Las fuerzas del orden, está registrado, espectaban pasivas.
Mientras tanto, los que sostienen la producción y el turismo como opción y han apostado energía y recursos en todo el país, siguen esperando soluciones, de bloqueadores insensibles e ignorantes del turismo, y de autoridades, insensibles e ignorantes de la realidad que vive la gente; todos sabemos que después del bloqueo, el acuerdo será celebrado bulliciosamente “como un triunfo de la voluntad negociadora”. Por dicha, como dicen en Costa Rica, los bloqueadores ¿conocen los nombres, rostros y persistencia, (¿ilusa?), de Alfonso Alem en Toro Toro; en La Esperanza, Guarayos, Licy Tejada; en la Pascana Etsawa Teje de Cobija, Silvia Oliva; Pisatahua en Tumichucua, Wigberto Rivero; desde la Hacienda San Pedro, Lorgio Rivera Calabi; en la Hacienda Benevento, en Colpa Bélgica, Orlando Saucedo; Explora de Max Raña, en Entre Ríos; Gringo Baracatt en la Finca Florencia, en el valle central...? También lo demandan la gente del Salar, el lago, la Chiquitania, el Pantanal, la Amazonía, el Chaco.
Para detener esta estupidez colectiva, pensemos en un pacto que suspenda los bloqueos como forma de protesta social, en el marco de la emergencia y el Bicentenario, propuesto por Chuquisaca. A estos acuerdos, en el mundo, se llega como resultado de una tragedia (un terremoto devastador), o por un acto de inteligencia y voluntad de los actores. Por la próxima coyuntura electoral, supongo que no será por inteligencia; sin embargo, la crisis económica que se está agudizando, ¿no es igual a un terremoto?
Lo que no podemos, es seguir así. ¡Bolivia puede vivir de los ingresos que genera el turismo!