La frase de Carlo Ancelotti fue tan brutal como sincera. “Yo no quiero hablar de fútbol. Quiero hablar de lo que ha pasado aquí, creo que es lo más importante. Lo que ha pasado hoy no tiene que pasar, que un estadio grita mono a un jugador”.
El DT del Real Madrid se refería al grosero incidente ocurrido en la visita a Valencia, escenario en el que se ha producido la enésima agresión racista contra un futbolista negro en la liga española en los últimos años, con el delantero merengue Vinicius Jr como víctima habitual desde que aterrizó en suelo ibérico en 2018.
Lo que más pareció enfadar al entrenador fue que, en la conferencia de prensa posterior al juego del 21/5 en el estadio de Mestalla, al momento de ser entrevistado se pretendió ir al tema del desarrollo del juego y un resultado que ya para nada contaban con una Liga definida, pretendiendo dejar en un segundo plano lo que en cambio en todo el mundo es ahora titular de portadas y apertura de espacios noticiosos.
Minimizar esta lacra, o hasta pretender justificar estos hechos con la reacción del futbolista agredido que hizo una seña (también censurable) a las tribunas, es lo que sacó de casillas a Ancelotti. Es que irse por la tangente como lo hizo la periodista lo repitió un directivo del club anfitrión, y en ello también suelen incurrir autoridades deportivas y gubernamentales. En Inglaterra, en cambio, este año le fue prohibido a un hincha ingresar a los estadios durante las tres próximas temporadas en castigo por enviar insultos racistas por redes sociales al delantero Ivan Toney, del club Brentford.
Además, el infractor puede ir a la cárcel en caso de reincidencia. Ese accionar es considerado un paso de gigante y una acción a imitar, si de verdad se pretende combatir el racismo.En nuestro fútbol, es un tema que también amerita aplicación de la norma de manera inmediata, porque hay legislación establecida al respecto (si bien amerita ser actualizada). No salgamos con eso de que antes se decían peores cosas... o que al estadio uno va para desahogarse. Desde el colegio, a las nuevas generaciones se les inculcan los derechos de las personas. Dejemos entonces de aparecer como trogloditas cuando llevamos al estadio a nuestros hijos.