Con más tintes políticos que deportivos, en los últimos días volvió a correr la versión de que Bolivia puede ser ‘sumada’ como una subsede a la ya establecida candidatura de 4 países vecinos que se han metido en la pelea por obtener la sede de la Copa Mundial FIFA de 2030. Se trata de Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay.
Y cabe preguntarse, ¿qué beneficio tendría Bolivia de integrarse a tan colosal proyecto? Desde ya, son rebatibles los supuestos beneficios de convertirse en sede de Mundiales porque los réditos son para el dueño del circo (FIFA, en este caso) pero poco y nada repercuten en quien cede sus terrenos para que armen las carpas.
Y es que albergar un Mundial no hace milagros. Según un estudio del prestigios grupo inversor Goldman Sachs, los efectos de la Copa del Mundo son directamente proporcionales al estado de sus economías al momento de albergar un gran torneo. Por eso, en Alemania si bien dio réditos (menos de los que se esperaban), en Sudáfrica y Brasil fue otro el cantar. Recuerdo muy bien que el envío de notas desde estadios brasileños en 2014 los teníamos que alternar con la cobertura de masivas protestas, reprimidas con violencia, ante el descontento porque se destinaron miles de millones de dólares a nuevos estadios, dejando de lado prioridades en salud y educación. Es cierto que en países como Alemania, Italia hubo repercusión positiva postmundial en el turismo... ¡pero son destinos con carreteras sin baches ni bloqueos!
Tampoco albergar partidos del Mundial hace milagros en lo deportivo. Sudáfrica se mantiene rezagada después de 2010, por ejemplo. Y es casi un sueño pensar que Catar vaya a tener equipos campeones en la Confederación de Asia o que su seleccionado de un brinque de calidad tras 2022.
Tal vez por eso ni el Gobierno boliviano ni la Federación Boliviana de Fútbol se han manifestado de manera oficial sobre un supuesto interés en albergar alguno de los partidos del Mundial 2030, seguramente más conscientes de la situación. El globito de ensayo lo tiró el presidente de Argentina, Alberto Fernández, conocido entre otras cosas por deslices verbales, como el tristemente célebre “...los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos”.