Como se debe jugar un partido de selecciones, máxime si se trata de un Mundial de fútbol, así lo afrontó Arabia Saudita: dejando el alma en la cancha. A esa entrega física en todas las líneas le sumó valentía para ir al frente y un par de pinceladas de talento le permitieron revertir un tempranero gol en contra (obtenido por Argentina con un discutible penal) para terminar imponiéndose por 2-1 y dar la primera gran sorpresa en Qatar 2022.

Arabia fue fiel a su libreto. Jugó con mucha intensidad para marcar al rival y también para presionar en la recuperación del balón. Se vio la mano del DT francés Hervé Renard, quien eligió la trampa del fuera de juego, interpretada a cabalidad, para evitar que sus dirigidos fueran rebasados en el ‘mano a mano’ por la habilidad sudamericana. Al inicio del complemento, los ‘Halcones Verdes’ se atrevieron a salir por la gloria, alcanzada como premio a su gran efectividad (dos llegadas, dos goles) en esos diez minutos en los que Argentina lució adormilada.

Con más voluntad que buen juego, los albicelestes dominaron el resto del partido, pero rebotaron ante un férreo muro y para colmo se repitieron en la formulita de buscar al salvador Di María por derecha o tirar centros en busca de un cabezazo milagroso pese a que era evidente que los árabes iban mejor por arriba. Y no surgió esta vez magia de la zurda de Leonel Messi.

Para destacar en cambio el golazo de Salem Al Dawsari que se sacó a cuatro rivales en el área, y la seguridad del arquero Mohammed Alowais, en un equipo que tuvo un rendimiento parejo. A los halcones se les atribuye una gran inteligencia, volar a gran velocidad y notable visión. También el coraje para zambullirse en el agua y cazar a sus presas. Y estos ‘Halcones Verdes’ mostraron todos esos atributos en el estadio de Lusail, el escenario cuya fachada evoca una vasija u otros recipientes de la edad de oro del arte en el mundo islámico.

Arabia es noticia mundial, porque ganó merecidamente, con jugadores que cumplieron a rajatabla su libreto, merced a un despliegue físico extraordinario. Argentina, en cambio, no tuvo un buen nivel, colectivo ni individual. Pareció estar en modo Copa América. Y eso, está visto, no alcanza para ser protagonista en una Copa del Mundo.

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