2023, un año de cambios evidentes en la economía ¿camino al Desastre?
A propósito de las evaluaciones de fin de año, es importante apuntar algunas características clave que distinguieron a 2023 respecto de anteriores años. Considero que una de las más importantes, fue que en este pasado año se vivió un clima de incertidumbre y malas expectativas hacia el futuro, un año en el que los agentes económicos perdieron la confianza en las autoridades y el modelo. Por este hecho, es importante distinguir los problemas estructurales por los que atraviesa nuestra economía, que pueden tener su origen varios años atrás y suelen reflejarse en síntomas persistentes que afectan ahora a la ciudadanía. Los síntomas que aparecieron el pasado año, probablemente tengan un origen estructural, y, por lo tanto, las fallas en el Modelo Económico fueron minando la confianza y la credibilidad hacia las autoridades y las instituciones.
Continuando con lo argumentado, muchos analistas económicos coincidimos en que el modelo económico, y, por tanto, también el político, se habrían agotado, y precisamente el 2023 desnudó esa realidad. La escasez de dólares fue el primer síntoma en el primer trimestre, causado principalmente por la disminución de ingresos del Estado por varios años y por el aumento en los gastos de importación y subsidio a los hidrocarburos. Ante esta realidad, el gobierno sólo atinó a decir que sería un fenómeno pasajero, pero la realidad nos mostró que no. El resultado fue un tipo de cambio paralelo.
Posteriormente, en los últimos meses del año se experimentó escasez de hidrocarburos, ocasionada por un combustible “barato” (subsidiado) en Bolivia que pudo ser vendido al doble de precio en el exterior, lo que ocasionó la reducción rápida de la liquidez del gobierno en divisas. Esta nueva realidad afecta de manera importante las decisiones cotidianas de los agentes económicos (incertidumbre), pero, además, afecta la cadena de suministros, eleva costos, ocasiona pérdidas y limita en general la actividad económica.
La principal característica del sistema económico boliviano está relacionada con una elevada participación estatal en la economía. El gobierno; en “representación del Estado”, participa como regulador y agente productor (empresas públicas), en monopolios establecidos en hidrocarburos, comunicaciones y otros servicios y sectores de la economía. Para sustentar estas acciones, utiliza la riqueza generada por los agentes económicos (como recaudador y confiscador de la riqueza) y lamentablemente su accionar es ineficiente, despilfarrador y corrupto. Entonces, en correspondencia a lo anterior, el gobierno extrae la riqueza y los excedentes generados por los agentes económicos, con la idea de invertirlos para sus propios fines y “redistribuir la riqueza”, supuestamente en pro de los más pobres. El resultado, una economía que beneficia a muy pocos y empobrece a muchos.
El modelo político, por lo tanto, está muy relacionado al económico. El objetivo principal del mismo es la reproducción del poder por encima de cualquier otro fin, incluso, por encima del bienestar de la población. Las acciones para lograr dicho fin, son: la coacción exagerada a los individuos, el control absoluto de las instituciones, la confiscación por parte de la administración estatal de los medios, recursos naturales y en general, factores productivos que pertenecen a los individuos y, por último, la cooptación de los poderes del Estado a favor de la casta que gobierna y sus amigos. Estas acciones se traducen en una elevada burocracia y presión fiscal, la conformación de grupos privilegiados (prebendalismo, clientelismo), uso y abuso del “poder” represor y las influencias de la administración estatal, entre otros. El resultado, la limitación excesiva de las libertades políticas y económicas (se limita la generación de riqueza) que provocan una dependencia exagerada de los agentes económicos a la administración estatal, violación de derechos humanos, sometimiento de los agentes económicos y políticos a las decisiones de unos pocos, y como resultado final, una sociedad reprimida, mediocre y empobrecida.
Esta dependencia al Estado, es sólo posible cuando la economía de un país es muy pequeña, y con esto quiero decir que, muy pocos participan en la generación de valor y empleo. Sólo así las acciones estatales parecerán importantes, porque si somos muchos los que producimos o generamos valor, las acciones estatales no importarían demasiado. Menciono constantemente varios ejemplos. Uno que es muy representativo de lo que acabo de decir es que, en 2008 la economía creció a un 6,1%, pero resulta que casi la mitad de ese crecimiento tenía su origen en lo producido por una sola empresa en el país, San Cristóbal...sí, así de pequeña es nuestra economía, por eso, el gobierno es el “rey”.
Pero para pasar de lo teórico a lo práctico, revisemos algunas cifras respecto a los ingresos y egresos de la administración estatal, que parece ser el origen de todos los males, ya que, si la economía estatal no cuenta con recursos (especialmente divisas), las repercusiones para toda la economía pueden ser nefastas.
El Estado depende de manera muy importante de las exportaciones de gas natural como fuente de ingresos (para contar con dólares). El 2014 exportábamos un poco más de 6 mil millones de dólares, el 2022 dicha exportación llegó a un poco más de 3 mil millones de dólares, valor superior a 2021 en aproximadamente 30%. Sin embargo, para 2023 se espera una exportación igual o menor a la de 2021 (alrededor de los 2.200 MM). En cantidad, las exportaciones que en 2014 alcanzaban los 60 MM de mcd, probablemente estén más cercanas a los 30 MM de mcd (2023). Lo cierto es que, en los últimos tres años, la producción de gas en cantidad desciende en promedio a -17% por año.
Por otro lado, las importaciones de combustible (gastos o egreso), en valor, llegaban el 2018 a los 1.264 millones de dólares y para el 2022 significaron más de 3.100 millones de dólares. Para 2023, alcanzarán aproximadamente a un poco más de 2.900 millones de dólares. Pero en cantidad, se tuvo un aumento descomunal. Resulta que, la cantidad importada de hidrocarburos creció entre 2018 y 2023 (proyección), en aproximadamente un 45% (de 1.264 a 2.921 miles de Tn.). El parque automotor en estos últimos 5 años, ¿habrá aumentado en ese mismo porcentaje?
Por supuesto, esto implica que la Balanza Comercial (exportaciones menos importaciones) en Hidrocarburos, se hace más negativa día que pasa. El 2022 alcanzó a un poco más de -55 millones de dólares, y para el 2023 esta cifra podría multiplicarse mínimamente en 14 veces (-850 millones de dólares, aproximadamente).
Una conclusión importante; con los datos expuestos, es que los ingresos en dólares, para el gobierno, por la exportación gas, irán disminuyendo aceleradamente. Este 2024, se dejarán de exportar a la Argentina por lo menos 1 mil millones de dólares, lo que significará un golpe durísimo a las arcas del gobierno. Lo malo, es que esto limitará la inyección de dólares a la economía interna (mayor escasez) y mantendrá la escasez en la provisión de hidrocarburos.
Estamos seguros, entonces, que la situación de 2024 será por lo bajo, agobiante, con un gobierno que no cuenta con recursos debido a su propia irresponsabilidad.
Pero para complementar el panorama, sabemos que gran parte de este negocio, especialmente el de importación, depende de las Reservas Internacionales Netas. El gobierno recibió por la exportación de hidrocarburos, 2.747 MM de usd el 2022, pero estos ingresos disminuyeron en 2023 a 1.868 MM de dólares, lo que ya es muy preocupante. Por otro lado, utilizó de esas reservas 2.836 millones el 2022, y el 2023, 2.682 millones de dólares para la importación de hidrocarburos (800 MM salieron de otras fuentes, sólo en 2023). En cualquiera de los dos años, las RIN ya no abastecen para esta importación (por eso no hay dólares en el mercado). Pero, además, sabemos que las RIN en líquido sólo alcanzan a 166 millones de dólares (Dic. 2023), que en realidad no cubre ni siquiera un mes de importaciones de hidrocarburos. Debemos adicionar, además, que el gobierno debe pagar una deuda externa creciente (capital e intereses) que el 2022 llegó a un poco más de 1 mil MM de usd y el 2023, a 1.490 MM de usd; y, por supuesto, además, debe abastecer al mercado de divisas, que curiosamente para 2023 alcanzó a 1.739 MM de usd, cuando en 2022, esta cifra sólo fue de 726 MM de dólares. Pero entonces, ¿qué pasó con los dólares?
En general, las familias reciben dólares de dos fuentes, por exportaciones y por remesas. La Balanza Comercial general -incluyendo todos los productos-, probablemente cierre en -250 millones de dólares (déficit) el 2023, pese a que 2021 y 2022 se tuvieron ingresos netos (el 2021 la Balanza fue positiva con más de 2 mil MM de usd y el 2022 con 1.800 MM de usd). Por lo tanto, quienes tienen ciertos ingresos en dólares, que no necesariamente se filtran a la economía, son las pocas empresas grandes que exportan.
Por otro lado, sabemos que el 2023 ingresaron dólares a la economía por remesas, en un monto muy parecido al 2022 y 2021, 1.400 millones de dólares aproximadamente. Aunque sabemos que muchos dólares de las remesas no son entregados a sus destinatarios (se están confiscando los dólares de las familias).
Si sumamos, lo que se inyectó en dólares a la economía sólo el 2023, los superávits en Balanza Comercial de 2021 y 2022 y el déficit de 2023, más el ingreso por remesas de los últimos 3 años, concluimos que ingresaron a la economía interna, una cifra aproximada de 9.500 millones de dólares, los cuales deberían estar disponibles para las familias, pero paradójicamente, la escasez de dólares se hace más persistente y profunda.
Sin dar muchas vueltas al respecto, volvemos a la hipótesis inicial. La desconfianza de los agentes económicos hacia el modelo agotado, hace que los mismos, saquen sus divisas al exterior (o simplemente ni entran a nuestra economía), incrementen sus importaciones vía contrabando (atesoramiento o stock), o las inviertan en el exterior. Por último, un monto en divisas probablemente se encuentre debajo sus colchones. Debemos aclarar, que, los agentes económicos preservan su patrimonio a través de la tenencia de dólares, y de ninguna manera podríamos denominar a estos actos como “especulación”. Pero la pregunta, clave, sigue en pie. ¿por qué los agentes económicos, y especialmente las familias, perdieron confianza?
Para responder a esta cuestionante mencionamos a continuación, algunas cifras; bajo la hipótesis de que el modelo (gobierno) ha extraído durante muchos años los excedentes de la economía, especialmente de los más pobres y/o de las grandes mayorías, lo que provocó el deterioro de los ingresos de las familias, la alta tasa de informalidad (desempleo), y en general, el empobrecimiento de los agentes económicos (origen de la desconfianza).
El Banco Mundial en uno de sus últimos informes, muestra que, en 2012, el 28% de la población en Bolivia, vivía con menos de 5,5 dólares al día, pero para 2022 este porcentaje habría aumentado a 36% En otro ámbito, entre 2010 y 2022, el PIB nominal creció en un 123%, pero en ese mismo periodo, el crecimiento real fue sólo de 53%, por lo que se registró una inflación de por lo menos 70%, con esta cifra en mente, sabemos que la remuneración media real entre esos mismos años creció en un 21%. La conclusión nefasta es que el poder adquisitivo de los salarios entre esos años, bajó a la mitad, o sea, que lo que puedo comprar hoy con mi salario es apenas el 50% de lo que compraba el 2010. Asimismo, sabemos que la población informal el 2005 alcanzaba a un 64% de la Población Económicamente Activa, y para 2023 podría situarse en un 85% (empobrecimiento).
Sumando más cifras a esta realidad, sabemos también, que el pueblo boliviano no ahorra, por lo menos no en el sistema financiero. En la actualidad, se sabe que el 95% del valor de los depósitos en el sistema bancario, corresponde sólo al 2% de los depositantes, y resulta que, el promedio del valor de los depósitos en cuenta del 85% de los depositantes, el 2014 alcanzaba a 250 Bs, pero en la actualidad, estos habrían reducido a menos de 231 Bs. Es realmente una pobreza franciscana.
Por el lado de la producción, sabemos que la inversión pública suele desplazar a la inversión privada, hecho que afecta la economía de las grandes mayorías (los privados). El 2005, la inversión privada, como porcentaje de la inversión total en el país, alcanzó un 53%, deteriorándose paulatinamente (era mayor a la pública). El 2022, la inversión pública significaba el 63% de la inversión total, y la inversión privada, apenas alcanzó a un 37%. La consecuencia, menos empleo, menos producción, y deterioro de los ingresos de las grandes mayorías y destrucción de empresas. Como prueba, el 2010 las empresas unipersonales representaban el 69% de la totalidad de empresas en Bolivia, para el 2022 este porcentaje alcanzó a casi un 80%. En ese mismo periodo, las empresas S.R.L. disminuyeron de 28 a 20% y las S.A. de 2 a 1% sobre el total de empresas. Estas cifras explican con claridad la mayor informalidad, y lo precario del aparato productivo en el país.
Pero para concluir con este análisis de cifras, quiero desvirtuar, además, uno de los “supuestos” fundamentos del modelo instituido desde el 2006: la Demanda Agregada. Este indicador se refiere a la suma del consumo de los hogares y del gobierno, a la inversión tanto pública como privada y a las exportaciones. El gobierno hace unas dos semanas, afirmaba que el crecimiento del PIB al segundo trimestre de 2023 alcanzaba a 2,2%, pero también afirmaba; como en pasados años, que el principal componente que explicaba este crecimiento era la demanda interna, refiriéndose a una parte de la Demanda Agregada (inversión y consumo).
Si comparamos el crecimiento del Consumo Final de los Hogares y del Consumo de Gobierno, entre el año 2004 y 2022, el primero habría crecido en un 93%, pero el consumo de gobierno en un 118%. Asimismo, ya mencionamos que cada centavo que toma el gobierno para invertir, es un centavo menos para todos los agentes económicos, y por eso se produjo un efecto desplazamiento o crowding out. Pero, además, entre 2006 y 2022, la tasa acumulada de crecimiento anual, tanto de la inversión pública y privada como porcentaje del PIB, alcanzaron a 80% (la pública) y a -0,3% la privada, pero con una característica adicional. El promedio de la tasa de crecimiento anual de la inversión pública entre 2006 y 2014, alcanzó a 7,7%, y entre 2015 y 2022 a -0,1%. Similar comportamiento experimentó el promedio de crecimiento de la inversión privada, aunque en mayor magnitud. Entre 2006 y 2014 la tasa de crecimiento de la inversión pública creció en promedio a 3,5% anual, en cambio, entre los años 2015 y 2022, esta tasa fue negativa (-3,1%). Si en una economía no hay ahorro, y la inversión, especialmente privada, disminuye, entonces el crecimiento económico quedará muy limitado.
Todas las cifras y el análisis presentado, comprueban una realidad impactante. La generación de riqueza en el país, favoreció a los de la casta política y sus amigos, así como a una pequeña oligarquía de productores, deteriorando los ingresos, limitando el empleo y las posibilidades de generación de riqueza de las grandes mayorías, al punto de empobrecerlas. Espero, la explicación haya sido lo suficientemente clara para saber por qué ya nadie confía en el modelo ni en las autoridades.
Para concluir el artículo, muy brevemente quiero referirme a lo que podría ocurrir el 2024. La administración estatal, para solucionar sus problemas de iliquidez ya determinó la repatriación de las inversiones del Sistema Financiero, intervino las exportaciones de oro, condicionando las mismas para obtener 10 toneladas de oro y venderlas a cambio de divisas. El gobierno cuenta, además, con deuda externa contratada por 3.700 MM de dólares que no la desembolsaron el pasado año, lo cual permitirá inyectar divisas al mercado y cumplir compromisos. Por otro lado, seguirán exigiendo la aprobación de más créditos externos, que confiscan las divisas que podrían ser utilizadas por nosotros, a cambio de dejar sin las mismas a nuestros hijos, y, por último, se iniciará con los desembolsos de la inversión prometida oscuramente por Rusia y China para la industria del litio, que supera los 3 mil MM de usd, con el mismo fin (liquidez). Estas son las medidas que intentarán mantener cierta estabilidad.
La supuesta “estabilidad”, todavía incluirá escasez de dólares e hidrocarburos. Pero las consecuencias perniciosas se profundizarán: la batalla encarnizada por las divisas ha comenzado, el gobierno aplicará todos los mecanismos para confiscar las divisas de los ciudadanos, continuará la senda del empobrecimiento y el deterioro de los ingresos y empleos, el tipo de cambio paralelo seguirá subiendo y una devaluación oficial es probable para este año, incrementará la coacción del gobierno a los ciudadanos, controlando, aún más a las instituciones y a las regiones.
Por lo tanto, tú debes decidir si quieres seguir apoyando un modelo que te empobrece y te quita las libertades, promoviendo la riqueza de muy pocos y olvidándose de las grandes mayorías. Por eso, debemos devolver la riqueza despilfarrada y mal invertida a todos los bolivianos, las empresas públicas deben pasar en propiedad a todos los bolivianos (“bolivianicemos” o “nacionalicemos” las empresas públicas). La decisión, siempre es tuya.