¿Significa que hay vida extraterrestre el último hallazgo en Venus? Esto dicen los científicos
Un grupo de astrónomos, compuesto por investigadores de Estados Unidos, Reino Unido y Japón, son responsables de un estudio cuyo descubrimiento sugiere la presencia de fosfina (PH3), un gas producido por microbios que habitan en ambientes libres de oxígeno, en las nubes de Venus.
Muchos expertos coinciden en que sería imposible concebir la existencia de vida en Venus. Este planeta es conocido por su ausencia evidente de agua, y su temperatura superficial de alrededor de 450°C, lo suficiente para derretir plomo, y su atmósfera es tan densa que la presión del aire en su superficie es noventa veces la que tenemos en la Tierra.
“Si ningún proceso químico conocido puede explicar la fosfina en la atmósfera superior de Venus, entonces debe producirse mediante un proceso que antes no se consideraba plausible para las condiciones de Venus. Esto podría ser fotoquímica o geoquímica desconocidas, o posiblemente vida”, explican los autores en el artículo.
De 50 a 60 kilómetros sobre la superficie de Venus, existe una capa atmosférica con presión igual a la del nivel del mar en la Tierra y temperaturas entre cero y 50 grados centígrados. Si no fuera por las nubes de ácido sulfúrico, se podría llamar a esta capa "habitable". Aun así, hay organismos terrestres que tolerarían felizmente condiciones extremadamente ácidas en aguas termales u otros entornos. Esta región relativamente clemente es precisamente el lugar donde se ha encontrado la fosfina.
¿Qué es la fosfina?
La fosfina es una molécula sencilla, compuesta por un átomo de fósforo unido a tres de hidrógeno, y cuya fórmula es PH3. Es incolora, inflamable y tóxica. Pero quizás lo que más llama su atención es su olor: suele estar acompañada de moléculas similares que le dan un penetrante aroma que está entre el ajo y el pescado podrido.
Generalmente se asocia con la presencia de microbios que viven en entornos donde no hay oxígeno. Pero también hay fosfina en las atmósferas de Júpiter y Saturno. En estos planetas su origen es totalmente ajeno a la vida: en sus núcleos se dan temperaturas de cientos de grados y altísimas presiones que bastan para formar la fosfina, que después asciende hasta las capas altas de la atmósfera.
¿Qué puede significar este descubrimiento para la astrobiología?
La primera señal de fosfina en las nubes de Venus se captó con el telescopio James Clerk Maxwell, en Hawái. En este caso lo que se captó fueron las ondas de radio supuestamente emitidas por átomos de fosfina en la atmósfera del planeta. Un año después, el mismo equipo usó el telescopio ALMA, en Chile, con mucha más potencia para captar estas ondas submilimétricas.
La idea sería que podrían existir microbios flotando en la densa atmósfera, eso sí, sobre nubes de ácido sulfúrico y en un ambiente altamente ácido. Justo como ocurre con muchos organismos extremófilos en la Tierra, eso sí, a otra escala: mientras que en la Tierra estos organismos toleran concentraciones del 5% de ácido sulfúrico, en Venus las nubes están compuestas en un 90% por esta molécula.
El hallazgo de fosfina pone a Venus en el foco de la investigación astrobiológica para los próximos años, compitiendo con Marte y las lunas heladas de los gigantes gaseosos, Júpiter y Saturno.

