El número dos de Hamás muere en un bombardeo israelí en Beirut
Saleh Al Arouri, murió este martes en un bombardeo israelí en el sur de Beirut, la capital de Líbano, anunciaron autoridades del movimiento islamista palestino y dos funcionarios de seguridad libaneses.
El número dos de Hamás murió este martes en un bombardeo israelí cerca de Beirut, la capital de Líbano, anunciaron el movimiento palestino y funcionarios de seguridad local, más de dos meses después del inicio de la guerra entre Israel y el grupo islamista en el poder en Gaza.
Saleh Al Arouri, exiliado en Líbano desde hacía varios años, murió junto a sus guardaespaldas en un bombardeo israelí de la oficina de Hamás en el sur de Beirut, bastión del movimiento proiraní Hezbolá, indicaron dos funcionarios de seguridad libaneses.
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Según la agencia nacional de noticias libanesa, Ani, al menos seis personas murieron en el bombardeo, llevado a cabo con un dron.
Al-Aqsa TV, el canal oficial de Hamás, confirmó que “el vicepresidente del buró político de Hamás, jeque Saleh Al Arouri” había muerto “en un ataque sionista en Beirut”.
Su muerte no frenará la “resistencia”, reaccionó Ezzat al Rishq, miembro de la oficina política de Hamás, en un comunicado.
Tras pasar cerca de 20 años en cárceles israelíes, Al Arouri fue liberado en 2010, pero con la condición de exiliarse. El ejército israelí destruyó su casa en Cisjordania ocupada a finales de octubre, según testigos.
A través de su muerte, Israel “busca arrastrar a Líbano a una nueva fase de confrontación”, alertó el primer ministro libanés, Najib Mikati.
El primer ministro palestino, Mohammad Shtayyeh, condenó el “asesinato” de Al Arouri y advirtió de los “riesgos y consecuencias que podrían derivarse” de ese “crimen perpetrado por criminales conocidos”.
El conflicto estalló tras un ataque sin precedentes del movimiento islamista palestino Hamás en Israel el 7 de octubre, que dejó 1.140 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras israelíes.
Los combatientes de Hamás, junto a otros grupos armados, también secuestraron ese día a unas 250 personas, de las cuales más de 100 siguen retenidas en Gaza, según las autoridades israelíes.
En respuesta, Israel prometió “aniquilar” Hamás, que gobierna Gaza desde 2007, y lanzó una potente ofensiva en el estrecho territorio palestino. El grupo, catalogado como organización terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, afirma que la operación ya ha dejado 22.185 muertos, en su mayoría mujeres y menores.
Pese a las presiones de la comunidad internacional para un cese el fuego, el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, anunció el lunes que los militares se preparan para “combates prolongados” que se extenderán “a lo largo de este año”.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, coincidió este martes y dijo que “la idea de que podríamos detenernos pronto es errónea”.
“Sin una victoria clara, no podremos vivir en Oriente Medio”, añadió, tras visitar un contingente de soldados en el estrecho territorio palestino, donde 173 militares israelíes murieron desde el inicio del conflicto.
En el sur de Gaza, varios testigos reportaron impactos de misiles en Rafah (sur) y bombardeos cerca del campamento de refugiados de Jabaliya (norte).
También se registraron combates en Al Maghazi y Bureij y en la principal ciudad del sur, Jan Yunis, donde el ejército israelí ha concentrado sus operaciones.
La Media Luna Roja palestina anunció en la red social X que en esa ciudad sus locales habían sido blanco de bombardeos israelíes. El Ministerio de Salud de Gaza dijo que estos ataques dejaron cuatro muertos, entre ellos un recién nacido.
Un periodista de AFPTV vio a rescatistas trasladando a los heridos al hospital Nasser de la localidad. “Estábamos en las instalaciones de la Media Luna Roja, somos civiles evacuados de Gaza, huimos de la muerte”, declaró Fathi al Af, sentada junto a sus niños en una camilla.
“Nos dijeron que nos fuéramos al sur, que sería seguro, pero son unos mentirosos. Ningún lugar de la Franja de Gaza es seguro”, agregó entre llantos.
Israel bombardea casi sin descanso el territorio palestino. La población del devastado enclave enfrenta una grave crisis humanitaria con riesgo de hambruna. La mayoría de sus hospitales están fuera de servicio.
La ONU estima que un 85% de los 2,4 millones de habitantes de Gaza han sido desplazados por el conflicto y la población sufre escasez de comida, agua, carburante y medicinas por el asedio impuesto por Israel el 9 de octubre.
Pese a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para pedir el envío “inmediato” y “a gran escala” de ayuda humanitaria a Gaza, los camiones con suministros entran con cuenta gotas.
Los esfuerzos internacionales para un alto el fuego, impulsados entre otros por Egipto y Catar, aún no han dado sus frutos. Una tregua de una semana permitió la liberación a finales de noviembre de 100 rehenes a cambio de unos 200 presos palestinos.
Según la web estadounidense Axios, que cita fuentes israelíes anónimas, Hamás propuso un nuevo plan para un canje de rehenes por presos palestinos el domingo, pero el gobierno israelí rechazó la propuesta.
El jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, afirmó por su parte en un discurso que los rehenes solo serán liberados bajo las condiciones que dicte el movimiento islamista palestino.
Haniyeh, que vive en Catar, también declaró que el movimiento estaba “abierto” a la “idea de un gobierno nacional para Cisjordania y Gaza” tras la guerra.