Chile da el último adiós a Piñera en un emotivo y solemne funeral de Estado
Piñera, el segundo expresidente que muere tras el retorno a la democracia en 1990 (el primero fue el democristiano Patricio Aylwin, líder de la transición chilena, en 2016) ha sido una figura controvertida en el país.
Chile despidió este viernes en un emotivo y solemne funeral de Estado al expresidente Sebastián Piñera, fallecido el martes pasado en un accidente de avión en un lago del sur de Chile.
Desde primera hora de la mañana, ministros del gabinete de Gabriel Boric, parlamentarios, miembros del Poder Judicial y representantes de todo el espectro político llegaron al antiguo Congreso de Santiago para dar el último adiós al exmandatario en el tercer y último día de duelo nacional.
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El presidente Boric, el último en intervenir de los representantes de los tres poderes del Estado, dijo que Piñera “fue un hombre que siempre puso a Chile por delante, que nunca se dejó llevar por el fanatismo o el rencor”.
“Fue un líder que abrió camino a una derecha moderna y democrática”, agregó Boric, que como diputado fue un férreo opositor a su antecesor y también lo desafió como dirigente estudiantil durante las masivas protestas de 2011.
Antes intervinieron el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), quien destacó que “siempre buscó servir a la patria con sus valores, su inagotable energía y mucha pasión”, y la expresidenta Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018), que lo destacó como “un interlocutor capaz de dialogar y escuchar críticas”.
Tras un emotivo abrazo a la viuda y ex primera dama, Cecilia Morel, y el agradecimiento de la familia por los discursos, la ceremonia finalizó con una simbólica ‘guardia de honor’ encabezada por el propio Boric y los exmandatarios, quienes escoltaron durante unos minutos el féretro.
El expresidente Ricargo Lagos (2000-2006), que la semana pasada anunció su retiro de la vida pública, este viernes a primera hora se excusó por problemas de salud. También se disculpó la portavoz de Gobierno, Camila Vallejo, quien alegó “razones de salud” en sus redes sociales.
Tras el homenaje en el Congreso, el cortejo partió hasta la Catedral Metropolitana, donde el arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, ofició una misa.
Después de la homilía, personalidades cercanas y destacadas dedicaron unas palabras al expresidente, entre ellos Luis Urzúa, representante de los 33 mineros rescatados de la mina San José, en 2010, uno de los logros de su primera Administración: “Gracias a él nosotros fuimos rescatados y hoy podemos dar un testimonio y decir: ‘Sí, presidente, usted lo pudo hacer, usted nos sacó de la tierra, usted luchó por nosotros con su familia’”.
Por parte de la familia, hablaron dos de sus nietos y Sebastián Piñera Morel, el tercero de sus cuatro hijos.
“El nombre de Sebastián Piñera Echenique será recordado para siempre, un hombre único, honrado, valiente, perseverante, empático y respetuoso; un hombre que no conocía el odio y mucho menos el rencor y, sobre todo, el hombre más inteligente que conocí”, expresó León, de 18 años, el mayor de sus nietos.
Posteriormente, la comitiva pasó por La Moneda (sede del Gobierno), donde lo esperaban cientos de seguidores. El ataúd desfiló al ritmo de la ‘Marcha fúnebre’, de Frédéric Chopin, abrazado por un silencio sepulcral del público. Boric y la guardia de Palacio, encargada de recibirlo cada día durante su mandato, le rindieron allí un último homenaje.
Piñera, de 74 años, fue el primer político de derechas en llegar al poder tras la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990). Gobernó durante dos mandatos no consecutivos (2010-2014 y 2018-2022) y su inesperada muerte ha provocado una profunda conmoción en el país.
Se calcula que unas 12.000 personas se acercaron hasta el Salón de Honor del antiguo Congreso para despedirlo en el velatorio público.
El recorrido terminó en el cementerio Parque del Recuerdo, donde el cuerpo fue enterrado en la cripta familiar.
El helicóptero que Piñera pilotaba se precipitó sobre el Lago Ranco, un exclusivo balneario a más de 800 kilómetros al sur de la capital donde pasaba los veranos con su familia.
Las tres personas que viajaban con él, entre ellas su hermana Magdalena, consiguieron salvarse y la Fiscalía aún se encuentra investigando por qué la nave cayó al agua.
Piñera, el segundo expresidente que muere tras el retorno a la democracia en 1990 (el primero fue el democristiano Patricio Aylwin, líder de la transición chilena, en 2016) ha sido una figura controvertida en el país.
Poseedor de una de las mayores fortunas de Chile, en sus mandatos le tocó gestionar la reconstrucción del país tras el devastador terremoto de 2010, el épico rescate de los 33 mineros y la exitosa campaña de vacunación durante la pandemia.
Sin embargo, uno de los puntos más oscuros de su gestión fue el estallido social de 2019, durante su segundo Gobierno, que dejó una treintena de muertos y señalamientos contra las fuerzas de seguridad por violaciones a los derechos humanos.
“El tiempo será el mejor juez para juzgar sus decisiones y su figura de manera equilibrada”, dijo en su discurso Bachelet cuando se refirió a la “mirada crítica” que algunos “podrán tener de él”.
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La represión de las marchas le valió una acusación en el Parlamento, que no prosperó, y la apertura de una investigación por parte de la Fiscalía, una causa que la defensa de Piñera pidió el miércoles que se sobreseyera.
“Durante su Gobierno, las querellas y recriminaciones fueron en ocasiones más allá de lo justo y razonable”, subrayó Boric, en unas declaraciones que inmediatamente despertaron críticas en sectores de la izquierda más radical.
“Sebastián Piñera sirvió con amor a la patria, añadió el gobernante, que trató de cerrar la polémica abierta estos días sobre su legado: “Ya llegará el momento de ponderar las sombras y luces que tuvo como todo hombre público, pero hoy no es momento de aquello”.