Así se vende droga en dos céntricas zonas de Santa Cruz de la Sierra

Una red de distribución de droga opera usando a las personas en condición de calle y adictos. Mira este informe especial de Telepaís Investiga

Publicado: 16/10/2022 20:03
[Foto: Telepaís Investiga] / La droga se vende a plena luz del día

Telepais Investiga logró descubrir cómo funciona una organización dedicada al microtráfico de sustancias controladas en una zona céntrica de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra: la avenida Busch y cuarto anillo en inmediaciones del cordón ecológico. ¿Quién la dirige, cómo está compuesta? Conozca las respuestas.

Tienen a un público cautivo, dependiente, fiel. Operan a plena luz del día, de noche, por las madrugadas distribuyen cocaína, pasta base y marihuana y cuando hay problemas se camuflan entre sus clientes, se meten al cordón ecológico y viven para vender un día más.

Los canales se convierten en escondites
Los canales se convierten en escondites

Así se mantiene a mucha gente en la miseria, entre los canales de drenaje y las ‘favelas’ en Santa Cruz de la Sierra. Telepaís Investiga logró registrar a un grupo de traficantes que han armado su red de distribución de drogas entre la zona del cordón ecológico y el parque El Arenal.

A los traficantes los dirige un hombre apodado ‘Jefe’, que domina la zona como si fuera una autoridad militar. Tiene dominio sobre los adictos y basta un pitazo suyo para que se cumpla su voluntad. Es el que maneja la droga y quien la prepara para el consumo de sus seguidores.

Jefe tiene su distribuidora: una mujer que habita una de las casas de dentro del cordón ecológico que sale al anochecer a recibir el dinero de las ventas. Una vez recoge el botín, se pierde entre los árboles, mientras sus clientes consumen sus vidas en cada gramo de cocaína y pasta base.

La droga trae problemas y provoca delitos
La droga trae problemas y provoca delitos

La distribuidora es un eslabón intermedio, por debajo de ella están dos comercializadoras, una de ellas aparentemente menor de edad y la encargada de portar una carterita en la que están los envoltorios, las monedas y billetes de la venta diaria. Ella vende de día, se mueve de manera sigilosa, como queriéndose volverse invisible, todo alrededor suyo está vigilado, tiene ‘ojos’, ‘campanas’ (gente que la alerta si viene la Policía’ en todas la rotondas.

La distribuidora adulta trabaja de noche. Reemplaza a la adolescente como si se tratara de un trabajo cualquiera. Tiene ‘promotores’ que la ayudan a localizar clientes. Cuando las ventas están bajas en la rotonda, la distribuidora se sube a un micro y minutos más tarde está en el Parque El Arenal, donde sus clientes la esperan ansiosos para comprarle sus boletos. Cada uno cuesta 25 bolivianos y el destino final es una tumba, con escalas en canales, cárceles, hospitales y baldíos.

En esta zona, donde reina la delincuencia, las patrullas policiales son parte del paisaje, pero no de la solución. El comandante de esta jurisdicción reconoce el problema, pero dicen que se necesita trabajar con la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico para erradicar a los vendedores.

La Policía reconoce que hay un problema
La Policía reconoce que hay un problema

A veces, cuando hay un evento importante, como cuando vino el Papa Francisco o cuando hubo cumbres internacionales, cientos de policías llegan hasta la zona y barren con todos, adictos, traficantes y jefes. La paz dura poco, dos o tres días después todo vuelve a empezar: Jefe da el pitazo y la droga vuelve a fluir.

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