Adrian Ziatsev, el preso que se cree mensajero divino será analizado por especialistas

Tiene nacionalidad uruguaya, pero es de etnia cosaca. Es de religión ortodoxa y llegó a Bolivia en 2018, después de haber recorrido Uruguay, la Patagonia argentina y Siberia. Cayó preso por violencia intrafamiliar

Publicado: 16/05/2021 12:42
Adrian Ziatsev

Tiene el rostro alargado y la barba larga, como las estampitas de Jesús de la iglesia temprana, allá por los tiempos de Constantino. Mezcla el hablar calmo con ataques de ira antisistema en los que dice que los que debían estar presos no lo están. Se llama Adrian Zaitsev y está preso en Palmsasola desde febrero de 2020, cuando lo acusaron de violencia intrafamiliar. Esta semana volvió a ser noticia cuando tras fugar del bote de castigo del penal y ser encontrado media hora más tarde deambulando por los techos, dijo ser un enviado divino, con un mensaje que dar a la humanidad.

Ahora el caso del hombre al que apodan Cristo en Palmasola será analizado por especialistas en salud mental, para ver si necesita ser trasladado a un siquiátrico.

El camino de Ziatzev hasta Santa Cruz de la Sierra se lo puede rastrear desde hace siete años. Por ese entonces era un hombre de constextura fuerte, un agricultor recién llegado a la Patagonia Argentina que iba a comenzar una granja en un páramo conocido como La Isla de Vanguardia, en Vaca Muerta, zona de yacimientos de gas y restos de dinosaurios en los que el clima gélido solo permite sembrar tres meses por año. Estaba casado y pese a que tenía solo 34 años, ya era padre de seis hijos.

En ese entonces, contó a un blog patagónico que era sobrinonieto de Vasili Ziatsev, el legendario francotirador soviético al que le atribuyen más de 240 bajas del ejército nazi durante el asedio a Stalingrado, en la segunda guerra mundial. Su antepasado es tan famoso que su vida fue llevada al cine. En ese entonces, Adrian decía que su gente aprendía a disparar con precisión porque eran cazadores y que las balas eran muy caras, por eso había que asegurar cada disparo.

El 19 de febrero del año pasado, cuando fue arrestado en Plan 3000 por violencia intrafamiliar, la Policía encontró municiones entre sus pertenencias, pero ningún arma de fuego. Eso agravó su situación.

La siguiente huella de Adrian Ziatsev está en un artículo sobre su familia fechado hace cuatro años en LM Neuquén, un diario patagónico. Allí aparece una fotografía de Adrian junto a su madre Marja, sosteniendo una sandía. Acababan de regresar al páramo de la Patagonia y estaban reconstruyendo su casa que había sido incendiada. También se cuenta que Adrian había pasado unos años en un monasterio ortodoxo de Siberia y que allá aprendió las artes para curar huesos, acomodar columnas y torceduras mediante la quinesiología. En el camino, Adrian perdió peso y se dejó crecer más el cabello.

Un año más tarde, en febrero 2018, el lunes de Carnaval, mediante un video en Youtube, anunciaba que estaba en Santa Cruz de la Sierra, que ya no tenía casa ni hogar. Hablaba sobre futuras catástrofes y anunciaba que la única forma de sobrevivir era llenarse de la energía del Espíritu Santo mediante el sexo sin orgasmo.

Ziatsev pasó dos años en Santa Cruz entre prédicas y trabajos de quinesiología que hacía debajo de carpas en ferias y mercados. Se lo vio también repartiendo comida en ollas comunes durante las movilizaciones de los 21 días después de las fallidas elecciones de octubre de 2019. Lo siguiente que se supo de él es que estaba preso, acusado de golpear a su esposa.

Ese 19 de febrero, tenía el cabello más largo y sucio que en su video de lunes de Carnaval. Vestía una túnica color tierra y decía que era Manco Kapac, que estaba en Santa Cruz de la Sierra porque en la Torá estaba escrito que la liberación comenzaba aquí, en la ciudad de los anillos y que había venido a llevarse a todos los gringos de Bolivia, porque esta tierra le pertenecía a todos los bolivianos.

Cuando le preguntaron si había pegado a su mujer, respondió que sí, que lo había hecho a propósito, porque era a Palmasola donde debía ir. Desde detrás de las rejas, se veía sus manos y pies perforados y levantó su túnica para mostrar una herida en el costado. Dijo que unos rusos vinieron y lo crucificaron, pero que sobrevivió.

Todo eso no le valió una cita con un psiquiatra, sino una detención preventiva en Palmasola, donde a mediados del año pasado volvió a ser noticia por subirse al muro perimetral y caminar con él con un estandarte al hombro. Fue filmado por un preso, que lo hizo viral.

Esta semana, volvió a hacer noticia cuando lo acusaron de tratar de fugarse por segunda vez. Fue recapturado sin bajar del techo y presentado junto a un ladrón que sufrió contusiones en la pierna y la espalda por saltar desde más de 5 metros de altura.

Ahora las autoridades prometen hacer a Ziatsev lo evalúe un grupo de profesionales. Él sigue diciendo que es un mensajero divino, que tiene la edad correcta y los escudos para demostrarlo.


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