Washington defiende la captura de Jatala y confirma que viaja rumbo a EE.UU
Washington, 18 jun (EFE).- Washington defendió hoy la captura de Ahmed Abu Jatala en medio de la condena de Trípoli a la operación y confirmó que el sospechoso del ataque contra el consulado en Bengasi (Libia) en 2012 viaja rumbo a EE.UU. en un buque de la Marina.
"No debería de sorprender, dada la tragedia que ocurrió el 11 de septiembre de 2012, que detuviéramos a este individuo y lo llevemos ante la Justicia", afirmó hoy la portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., JenPsaki, durante su rueda de prensa diaria.
Psaki confirmó, por lo demás, que Jatala viaja rumbo a Estados Unidos en un buque de la Marina.
El Gobierno estadounidense dio a conocer este martes la operación conjunta de fuerzas especiales estadounidenses y miembros de la Policía federal (FBI), que condujo a la detención de Jatala el domingo en Libia.
Trípoli condenó hoy el que describió como "secuestro" de Jatala, que tachó como una "agresión lamentable contra la soberanía libia, llevada a cabo sin previo aviso al Gobierno, en un momento en el que la ciudad de Bengasi sufre desórdenes de seguridad".
"Fue una operación unilateral de EE.UU.", apuntó hoy Psaki en respuesta a los comentarios de Trípoli, para añadir a continuación que Washington está en contacto con las autoridades libias, aunque no desveló el contenido de las "conversaciones privadas".
La portavoz indicó que la campaña que condujo al arresto de Jatala estaba en marcha desde hace tiempo y destacó que EE.UU. "vio una oportunidad durante los últimos días" para detenerlo que no dudó en aprovechar. Aseguró, también, que Estados Unidos respetará el derecho al acceso consular del detenido, aunque no precisó si tendrá lugar a bordo del barco o una vez Jatala pise tierra firme. El presunto terrorista será formalmente acusado ante un tribunal estadounidense, como ya sucedió recientemente con Abu Anas al Libi, capturado en febrero en Trípoli y procesado en un tribunal de Nueva York por los atentados a las embajadas en Kenia y Tanzania de 1998.
El Departamento de Justicia indicó ayer que Jatala podría ser condenado a la pena de muerte por una de los tres acusaciones de que es objeto.
"El principal cargo en la acusación es una ofensa que podría acarrear la pena de muerte", señaló el Departamento de Justicia en un comunicado.
Los cargos, presentados el 15 de julio de 2013 y que hasta ahora se mantenían confidenciales, incluyen "matar a una persona en el curso de un ataque a unas instalaciones federales con el uso de un arma de fuego o arma peligrosa, y conspirar para hacerlo", que es el delito por el que puede aplicarse la pena capital.
Los otros cargos son "intentar proporcionar y conspirar para proporcionar apoyo a terroristas con resultados letales" y "descargar, blandir, usar, transportar y poseer un arma de fuego durante y en relación con un crimen violento", de acuerdo con el Departamento de Justicia.
En el ataque del 11 de septiembre de 2012 al consulado de Bengasi murieron varios libios, el entonces embajador estadounidense en Libia, Chris Stevens; el encargado de seguridad del Departamento de Estado Sean Smith, y dos contratistas de la CIA, Tyrone Woods y Glen Doherty.
EE.UU. había ofrecido una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información que condujera al arresto o condena de cualquier individuo responsable de los ataques.
Jatala, de 43 años, estuvo encarcelado en la dura prisión de Abu Salim durante la dictadura del derrocado líder libio Muamar al Gadafi por sus ideas islamistas radicales.
El sospechoso del ataque contra el consulado de Bengasi ganó protagonismo durante las revueltas de Gadafi en febrero de 2011, momento que aprovechó para crear una milicia con alrededor de una docena de combatientes y que bautizó como ObeidaIbn Al Jarra, en honor de un general islámico.
Contratista de la construcción y residente en un barrio humilde de Bengasi, donde vivía con su madre, reconoció en una entrevista con CNN estar en las inmediaciones del consulado el día del ataque, donde dijo tratar de solucionar un atasco de tráfico. Posteriormente aseguró al rotativo The New York Times que entró en el complejo para ayudar a rescatar a los guardias de seguridad libios que trabajaban para funcionarios estadounidenses.
El Times asegura que testigos presenciales lo vieron dirigiendo a los atacantes al consulado.
No se le conocen conexiones con grupos terroristas internacionales aunque ha profesado su admiración por el fallecido líder de Al Qaeda Osama bin Laden y dijo estar convencido de que la política exterior estadounidense fue la culpable de los atentados terroristas de septiembre de 2001 contra Washington y Nueva York.