El Ejército israelí sigue sin pistas, pese a los cientos de arrestos
Hebrón (Cisjordania), 24 jun (EFE).- Alrededor de medio millar de palestinos -más de 350, según el Ejército israelí- han sido detenidos en la operación militar de búsqueda de tres estudiantes desaparecidos, que se acerca a las dos semanas sin avances palpables, a pesar del alto número de registros y arrestos.
Aunque en el entorno del Gobierno israelí insisten en que saben ahora más que cuando los jóvenes desaparecieron el 12 de junio, en el mando militar admiten que la información es escasa y que la operación no ha logrado éxito alguno más allá del golpe a la infraestructura del grupo islamista Hamás en Cisjordania.
El gabinete que dirige Benjamin Netanyahu no cesa de apuntar hacia el movimiento islamista, aunque sin presentar las pruebas "inequívocas" que esta semana dijo poseer y compartir en secreto con otros países.
Lo cierto es que las tropas sobre el terreno parecen exhaustas, tras doce días de infructuosa batida en toda la Cisjordania ocupada, donde han practicado más de un millar de registros y cientos de detenciones, en su mayoría de miembros o simpatizantes de Hamás.
Según la Sociedad de Presos Palestinos, los detenidos son 529, una cifra que Roni Kaplan, portavoz del Ejército israelí, reduce a más de 350, entre ellos 56 liberados en un canje por el soldado Guilad Shalit.
La organización de defensa de los derechos de los presos palestinos "Adameer" afirma que 104 de los arrestados están bajo detención administrativa, una figura que permite retenerlos durante meses o años sin acusarlos formalmente ni llevarlos a juicio.
Palestinos e israelíes difieren también en el número de víctimas mortales, que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) cifra en seis y el Ejército israelí reduce a cuatro, al no incluir a un hombre que falleció de un infarto al entrar los soldados y una persona que perdió la vida en un bombardeo en Gaza.
En este contexto, el Gobierno de reconciliación transitorio palestino instó hoy a los países signatarios de la Convención de Ginebra a estudiar y condenar la operación militar israelí, que consideran "un castigo colectivo".
Sobre el terreno, la situación en la ciudad palestina de Hebrón era este martes diferente, con menos tropas en carreteras, calles y caminos, puestos de control desmantelados y un número menor de arrestos que en días precedentes.
Benny Gantz, comandante jefe del Ejército israelí, compareció a media tarde local en uno de los cruces que llevan a la ciudad, cerca del lugar donde los tres jóvenes desaparecieron cuando hacían autostop.
Con el semblante cansado y el rifle en ristre, el oficial negó las informaciones que apuntan a que la operación se atempera y reiteró, una vez más, que la prioridad es "encontrar a los chicos". "Trabajamos en la hipótesis de que están vivos, pero hemos de apresurarnos porque el tiempo corre en contra", afirmó Gantz, quien deslizó que el operativo con Hamás podría comenzar a perder fuelle.
Algo que el ministro de Defensa, Moshe Yaalon, desmintió durante una visita hoy a la frontera norte.
Y es que las críticas por la aparente ausencia de resultados sobre este presunto secuestro y los llamamientos a cambiar la estratega empiezan a arreciar en la prensa e, incluso, en las propias Fuerzas Armadas.
Un alto mando israelí reconoció este martes que la operación no ha dado fruto y que con toda probabilidad el caso pasará, en breve, a manos de los servicios de inteligencia hasta dar con alguna pista.
"No tenemos ninguna información positiva sobre el destino de los tres jóvenes", aseguró el oficial de la Comandancia Centro, con responsabilidad en Cisjordania, citado sin identificar por el diario "Yediot Aharonot".
En esas circunstancias, añadió, es casi imposible seguir registrando casa por casa, pozo por pozo, en una zona en la que residen 700.000 palestinos.
Al hilo de este argumento, un veterano comentarista de la televisión pública israelí destacó que el Ejército "no quiere verse en medio de las ciudades palestinas durante el mes de Ramádan", que comienza este fin de semana.
Una idea con la que no están de acuerdo muchos de los colonos que aún hoy siguen haciendo autostop en la misma carretera donde los jóvenes desaparecieron.
"El Gobierno puede hacer más. Tiene miedo a la reacción internacional, pero debería ser más duro", explicaba a Efe un joven que se identificó solo como Benjamin en uno de los cruces de Gush Etzion.
"Esto es una guerra entre dos naciones. Estamos acostumbrados a vivir así, no vamos a cambiar nuestros hábitos, eso es lo que quieren los terroristas", agregaba.
A una decena de metros, en otra de las paradas de autobús, Esther confiaba en que el rezo y el amor de Dios servirán para que los encuentren vivos.
"Todos en Israel somos un solo cuerpo, cuando se le hace daño a un parte el resto sufre", concluía.