HB4, la semilla de soya tolerante a la sequía que es evaluada para ser insertada en Bolivia

Después de que el Gobierno nacional confirmó que se concretó de manera exitosa la primera evaluación de una semilla mejorada para su aplicación en Bolivia, la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) expusieron que este análisis corresponde al evento en soya HB4 tolerante la sequía.

El gerente general de Anapo, Jaime Hernández, explicó que este evento fue presentado y solicitado por la institución, con toda la documentación técnica y legal para que inicie el proceso de evaluación de riesgo establecido por el Comité Nacional de Bioseguridad.

“Como Anapo hemos importado la semilla con la tecnología HB4 de Bioseres (empresa de biotecnología agrícola y que tiene los derechos) de Argentina para sean sembradas en los ensayos que están siendo evaluados”, apuntó el ejecutivo, al acotar que esta semilla desarrollada por el Conicet, organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en la Argentina.

Siguiendo los procesos de evaluación, de acuerdo con la perspectiva de Anapo, se puede tener aprobada esta tecnología en soya para el próximo año, con lo cual en la campaña de verano 2024-2025 se proyecta impulsar el proceso de evaluación de variedades adaptadas a las condiciones nacionales, incluida la tecnología, para posteriormente iniciar el proceso de producción de semilla en Bolivia.

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Asimismo, Hernández puntualizó que en septiembre de 2022 también se presentó el evento en trigo HB4 tolerante a la sequía, del cual se está esperando la respuesta del Ministerio de Medio Ambiente para también iniciar los procesos de evaluación técnica y ambiental.

“Estamos haciendo gestiones con los obtentores de tecnología para que también se presenten otras tecnologías como la Intacta, sin tener respuesta aún para ello”, agregó Hernández, con miras a oxigenar la economía del sector que solo por el factor de la sequía está registrando una disminución de 500.000 toneladas de producción por año.

Hernández acotó que esas 500.000 toneladas anuales que ha dejado de producir el sector productivo le han significado una disminución de ingresos de unos $us 200 millones a toda la cadena productiva de oleaginosas.

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