La división del MAS-IPSP, un camino sin retorno que se acentuó en 2023

De las pugnas internas a la división del instrumento político. Así fue el año 2023 para el Movimiento Al Socialismo (MAS-IPSP), en donde se contempla que es “imposible” una “reconciliación” entre el presidente Luis Arce y el máximo dirigente del partido, Juan Evo Morales, según las propias palabras del vicepresidente del masismo, Gerardo García.

Esta ruptura entre Evo y Arce dio lugar a la aparición y consolidación de las denominadas ala evista y ala arcista, cuyas contiendas trascendieron también a la Asamblea Legislativa y hasta los estrados judiciales, donde las denuncias de corrupción y sabotaje estuvieron a la orden del día.

Si bien los primeros antecedentes de esta bifuración aparecieron en 2022, fue ya en 2023 cuando se agudizó cuando las organizaciones sociales pidieron la cabeza de varios ministros, siendo los más criticados Eduardo del Castillo (Gobierno), Iván Lima (Justicia) y Edgar Montaño (Obras Públicas).

Arce Catacora hizo oídos sordos y ratificó a las autoridades, incluso ante la censura de una de ellas en la Asamblea: la del ministro de Gobierno, quien no tuvo el voto de confianza tras responder por el caso del tráfico de vehículos robados en Chile.

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Por fuera de la administración estatal, Morales se encargó de coordinar las labores políticas con los asambleístas evistas y utilizó las redes sociales para arremeter contra el Ejecutivo, tema que también se reflejó en conferencias de prensa y eventos políticos.

De estos eventos, el más importante fue el X Congreso Ordinario del partido que se llevó adelante en la localidad de Lauca Ñ, en el Trópico de Cochabamba, donde se definió ratificar a Morales como el máximo dirigente, proclamarlo como candidato único para las elecciones general de 2025 y se excluyó al presidente Arce.

Sin embargo, un recurso activado por las organizaciones sociales alineadas con el Pacto de Unidad arcista ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) puso en suspenso el congreso ante la aparición de vacíos como la ausencia de una convocatoria a dirigentes de estas instituciones consideradas matrices del partido azul o parte del brazo fuerte del instrumento político.

Tales organizaciones son la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa”, la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia, la Central Obrera Boliviana (COB), entre otras.

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El recurso no tuvo efecto y, el 12 de diciembre, el TSE instruyó a la dirigencia del partido azul a convocar a un nuevo congreso en coordinación con las organizaciones matrices. La respuesta de Evo fue que el Gobierno quiere descabezar al partido.

Asimismo, en uno de los antecedentes más recientes, Arce Catacora afirmó que Evo se convirtió en su principal opositor y le recordó que el masismo no tiene dueño. Esto después de las críticas lanzadas por el máximo dirigente del partido al manejo de la administración estatal y la situación económica del país.

Mientras que en el Asamblea Legislativa, el conflicto partidario frenó los avances de proyectos de ley que están en agenda, así como el debate de las elecciones judiciales y las denuncias de malos manejos fueron otros focos de disputa que siguen vigentes y que no serán ajenos a la arena política en 2024.

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