Sociedad

Teresa Chuvé Paticu, la ignaciana de 109 años orgullosa de sus raíces es la Cruceña de Oro

Acompañada de un bastón y vistiendo su infaltable tipoy, todos los días Teresa Chuvé sale al campo

José Elio Alba
31-08-2023

Con 109 años, no le faltan fuerzas para trabajar en el campo, así es Teresa Chuvé, nacida en San Ignacio de Velasco, municipio donde echó raíces y formó una gran familia que la quiere y admira por esas fuerzas inquebrantables.

Con el pelo blanco, debido al paso de los años, un bastón que se ha convertido en su inseparable amigo de caminatas y el infaltable tipoy, así sale cada día de su casa esta mujer que está a pocos meses de cumplir nada menos que 110 años de vida.

“De mi cuerpo, y de mi alma”, respondió Teresa cuando se le consultó de dónde es que saca fuerzas para mantener la vitalidad de cada día.

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Esta mujer tiene fuertes y grandes raíces en su natal San Ignacio. Una sola muestra son sus diecisiete nietos y diecinueve bisnietos.

Su hija, Pascuala Masay, recuerda aquellos años en que su madre, trabajaba todos los días para llevar el sustento al hogar.

“En su cabeza llevaba en su quiboro plátano maduro a vender al pueblo. Ella comía lo que ella sembraba”, recuerda su hija Pascuala Masay.

“Ella tiene esas ganas, todavía tiene esas fuerzas de trabajar, de levantarse de 5 a la mañana para estar allí, con su palita, con su rastrillo”, señaló su nieto Leonardo Dorado.

Por las tardes, a esta legendaria mujer le gusta tomar su café, acompañado de un buen masaco. En aquella tertulia que UNITEL pudo presenciar, no podía faltar la pregunta sobre su secreto para mantener esa fortaleza con el paso de los años.

”El secreto... me voy a pescar. El pescado picado con yuca y entre medio el maíz, el mote”, señaló Teresa sin ninguna dubitación.

Pese a los años, Teresa asegura que no siente dolores por el trabajo duro, está acostumbrada al trabajo intenso y diario. Aunque su familia admite que hay momentos en los que se ha enfermedado y lo que pide son remedios naturales.

”Cocemos la paja de cedrón, hojas de mandarina, de la criolla. Es con puros remedios caseros”, señaló Pascuala Céspedes, su nieta.

“Somos orgullosas por tenerla aquí con vida y le pedimos a Dios que nos dé todavía para que siga con nosotros”, señaló Eduarda Céspedes.

Por ese amor y dedicación que le tiene a su familia, por los consejos y enseñanzas que comparte y por ser un ejemplo de vida, Teresa Chuvé Paticu es una Cruceña de Oro.

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