Especialista cita tres acciones para que los países frenen la reaparición de enfermedades
El especialista en Salud Pública, Elmer Huerta, indicó que lo peor que puede pasar es que la población le pierda la fe a la ciencia y deje de vacunarse. Lamentó que después de la pandemia de Covid-19 bajaron las coberturas de vacunación de otras enfermedades
El especialista en Salud Pública, Elmer Huerta, indicó que la pandemia de Covid-19 provocó que los programas regulares se relajaran y tuvieran menos alcance por lo que, después de tres años, distintos países enfrentan lo que se conoce como “rebalse de casos”, que es que toda la población que no asistió a establecimientos de salud en los últimos años recién está siendo diagnosticada.
En Bolivia, las autoridades de salud alertaron que, ante las bajas coberturas de vacunación, hay riesgo de que las enfermedades que eran consideradas erradicadas nuevamente reaparezcan, tal es el caso de la coqueluche y la fiebre amarilla, por las cuales después de más de 10 años se registraron enfermos.
Añadió que si había una cobertura de vacunación del 95% y se baja a 88% eso es suficiente para que cualquier enfermedad reaparezca. Ante ello, remarcó que el primer paso de contención es que las autoridades designen recursos humanos para comenzar a controlar estas enfermedades que están reapareciendo.
Destacó que otro paso es que los países deben reforzar la vigilancia epidemiológica y el otro que se deben analizar las intervenciones de salud en función a las características particulares de cada zona. Por último, remarcó que se deben de reforzar las acciones contra los antivacunas, que en los últimos años aumentaron en medio de la pandemia de coronavirus. “Cuando una brigada llega a una zona se topa con que las personas recibieron mensajes de los antivacunas, pero no de los ministerios de salud y ya no se quieren vacunar”, cuestiona.
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Para finalizar reflexionó que la peor situación que se puede vivir, de no mejorar las coberturas de vacunación, es que reaparezcan enfermedades que ya estaban erradicadas, como la poliomielitis y el sarampión. “Lo peor que puede pasar es que la gente deje de vacunarse y le pierda la fe a la ciencia”, sostuvo.