Gobierno de Perú decreta toque de queda en Puno para frenar protestas tras 18 muertes
Las protestas violentas dejaron 18 muertos este pasado lunes en la zona sur del país vecino
El gobierno peruano decretó este martes un toque de queda en la zona andina de Puno, en el sur, epicentro de violentas protestas contra la presidenta Dina Boluarte, que han dejado 18 muertos desde el lunes, anunció el jefe de gabinete, Alberto Otárola.
“Se ha aprobado en el Consejo de ministros un decreto supremo que declara inmovilización social en Puno por el plazo de tres días, desde las 20 horas hasta las 4 de la mañana”, anunció ante el pleno del Congreso.
El epicentro de las protestas es la región aymara de Puno, en la frontera con Bolivia, donde hubo saqueos a locales comerciales y ataques a vehículos policiales entre la noche del lunes y la madrugada de este martes con saldo de 18 muertos.
Las muertes han exacerbado la indignación en las ciudades de Puno y Juliaca, a unos 1.300 km de Lima, cuyos habitantes realizan una huelga desde hace una semana y mantienen el comercio cerrado.
La Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancías reportó bloqueos y tránsito interrumpido por piquetes en seis regiones: Puno, Cusco, Apurímac, Arequipa, Madre de Dios y Amazonas.
En la región de Ayacucho, también en el sur, miles marcharon por las calles de la ciudad de Huamanga pidiendo la renuncia de Dina Boluarte, nuevas elecciones y convocatoria a una Asamblea Constituyente, los principales reclamos de las protestas.
La violenta represión de las fuerzas del orden provocó el lunes 14 muertos entre los manifestantes que trataron de ocupar el aeropuerto de Juliaca y tres fallecidos durante un saqueo en un centro comercial, de acuerdo con la Defensoría del Pueblo. Además, un policía pereció quemado al interior de su patrulla, informó la institución.
“¿Quién nos va a defender? ¿Quién va a ver por estos niños que están traumados, por estos niños que están quedando sin padre, sin madre, huérfanos?”, dijo una manifestante a la AFP.
El gobierno justificó la actuación de la policía y militares que custodian la terminal aérea diciendo que fue en respuesta a “una asonada” preparada por miles de manifestantes.
El lunes “más de nueve mil personas se aproximaron al aeropuerto de Juliaca y aproximadamente dos mil de estas iniciaron un ataque sin cuartel contra la policía y las instalaciones, utilizando armas hechizas (armas improvisadas) y con doble carga de pólvora, generando una situación extrema”, indicó a la prensa Otárola.
- “Situación de guerra”
La Iglesia católica, religión mayoritaria en Perú, calificó como “situación de guerra” el clima de violencia en el sur peruano.
“La verdad es que estamos en manos de la barbarie (...) El enfrentamiento entre hermanos y hermanas es mucho más doloroso, porque somos parte de una sola sociedad, una familia peruana”, dijo el cardenal y arzobispo de Huancayo, Pedro Barreto, a la radio RPP.
El gobierno regional de Puno decretó el martes tres días de duelo por las muertes registradas en las últimas horas y se sumó al pedido de renuncia de la presidenta.
En Juliaca, decenas de familiares de las víctimas hacían cola vestidos de negro en la morgue para recibir los cuerpos de sus parientes.
“Mi hermano murió porque le dispararon, lo mataron los policías”, dijo a radio La Decana de Juliaca un familiar de Roger Rolando Cayo, de 22 años.
“La violencia está llegando a niveles insospechados en verdad. La Defensoría señala que no se va a resolver con la participación de las fuerzas armadas o policía esta crisis y este conflicto político”, declaró a la AFP la Defensora del Pueblo, Eliana Revollar.
En este contexto, Perú recibirá el miércoles a una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que viene a indagar sobre las manifestaciones y la respuesta policial.
Según el gobierno, el expresidente boliviano Evo Morales está ligado a las protestas, razón por la cual le prohibió ingresar a Perú hasta nuevo aviso.
Morales, que presidió Bolivia entre 2006 y 2019, ha tenido una presencia activa en la política peruana desde que el exmandatario izquierdista Pedro Castillo llegó al poder en julio de 2021 hasta su destitución el pasado 7 de diciembre, luego de un fallido autogolpe. En noviembre, Morales visitó Puno.
- Voto de confianza -
En medio de las protestas en varias regiones, Otárola contemplaba el martes presentar a sus ministros ante el Congreso para pedir el voto de confianza de investidura, requisito constitucional para seguir en funciones.
Tras asumir su cargo como jefe de gabinete el 21 de diciembre, Otárola debe exponer al Congreso, controlado por la derecha, las principales medidas que requiere su gestión.
Boluarte fungió como vicepresidenta hasta el 7 de diciembre, cuando el Congreso destituyó a Castillo luego de que intentara cerrar el parlamento, intervenir el sistema judicial y gobernar por decreto.
Castillo, que era investigado por corrupción, cumple 18 meses de prisión preventiva dictados por un juez bajo cargos de rebelión.
Aunque se considera de izquierda, Boluarte es vista como “traidora” por las comunidades y militantes que apoyan a Castillo. Los sectores de derecha que antes promovían su caída ahora la respaldan.