Condenan a 20 años de prisión a un excoronel taiwanés por espiar para China
Otros cinco acusados, que formaban un grupo compuesto principalmente por oficiales en activo del ejército, también fueron declarados culpables de delitos relacionados con el espionaje
Un tribunal de la ciudad taiwanesa de Kaohsiung (sur) condenó este miércoles a 20 años de prisión a un excoronel de la fuerza aérea, Liu Sheng-shu, por dirigir una red de espionaje al servicio de China.
Otros cinco acusados, que formaban un grupo compuesto principalmente por oficiales en activo del ejército, también fueron declarados culpables de delitos relacionados con el espionaje y recibieron penas que van desde los seis meses hasta los 20 años y seis meses, recogió hoy el rotativo isleño TaipeiTimes.
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Las sentencias, todavía apelables, fueron algunas de las más duras impuestas a miembros del servicio militar implicados en crímenes de espionaje en los últimos años, informó el diario.
El tribunal halló a Liu culpable de violar la Ley de Protección de Información Nacional Clasificada entre 2013 y 2021.
En 2013, el acusado visitó China por motivos de negocios y fue contactado por miembros de los servicios de inteligencia de Pekín, que le convencieron para que recopilara información sobre las fuerzas armadas taiwanesas, según el jurado.
Siguiendo las instrucciones de sus contactos, Liu reclutó informantes en el ejército de Taiwán y robó secretos, mientras recibía pagos de China a través de empresas ficticias.
Las tensiones entre Taipéi y Pekín, constantes desde la llegada al poder de la actual presidenta, Tsai Ing-wen, en 2016, se recrudecieron desde el verano pasado a cuenta de la visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, fuertemente protestada por las autoridades chinas.
Taiwán -adonde se retiró el ejército nacionalista chino tras la derrota a manos de las tropas comunistas en la guerra civil- se ha gobernado de manera autónoma desde 1949, aunque China reclama la soberanía sobre la isla, a la que considera una provincia rebelde para cuya “reunificación” no ha descartado el uso de la fuerza.