Informe especial

¿Cómo es el ‘alma del cruceño’ que impulsó el progreso del departamento?

La historia del desarrollo cruceño combina ese espíritu amiguero y hospitalario de los habitantes de este departamento con esa fortaleza y sacrificio del emprendedor

Norah Gutiérrez
18-09-2022

Alegre, hospitalario, valiente y emprendedor, el alma del cruceño permitió que Santa Cruz crezca y sea lo que es hoy en día. Así lo señalan los historiadores, emprendedores, migrantes, artistas y otros cruceños que impulsan al departamento considerado el motor económico de Bolivia.

El historiador Carlos Cirbián define al cruceño como creativo, esforzado y valiente porque su historia lo avala.

Según el historiador Nino Gandarillas, el Carnaval Cruceño tiene una historia que se remonta hace 450 años atrás, cuando nació Santa Cruz junto a su carnaval y eso es parte de su forma de ser alegre.

Pero el cruceño no solamente es alegría y carnaval, sino que también es emprendedor y visionario... el economista Jorge Akamine explica cómo es que ante las dificultades los cruceños buscaron la forma de atender sus necesidades básicas.

“La adversidad, el aislamiento del resto del país hizo que el cruceño busque salir adelante y forjar su propio desarrollo”, afirma.

Ante eso, destaca la creación de instituciones cruceñas que nacieron para dar respuesta a las necesidades del pueblo.

El cruceño también es emprendedor, como es el caso de Mauricio Mendivil, un joven que, en 2021, en plena reactivación económica decidió emprender su negocio, un café en el centro de la ciudad. “los jóvenes decidimos apostar por Santa Cruz con nuestros emprendimientos”, señala.

Los cruceños emprendedores aportan al país con la generación de empleos y de impuestos al tesoro general de la nación.

Otro aspecto del cruceño es su espíritu bohemio. El amor por su tierra y cultura es muchas veces la inspiración de los artistas, como el caso de Kevin Morato que afirma tener 13 canciones dedicadas a Santa Cruz.

Y la hospitalidad es otra de las características del cruceño es su hospitalidad, con la que recibe tanto a los bolivianos que llegan del resto del país como a los que llegan de otros países, como el caso de los residentes japoneses que llegaron después de la segunda guerra mundial.

“Ya tenemos hasta una cuarta generación de niños descendientes de las primeras personas que llegaron desde Japón en la postguerra... nuestros hijos tienen origen japonés, pero su cultura también es la cruceña, son más cambas que el tacú”, dice Reginaldo Yamasaki.

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